La heces de los gatos que no han sido desparacitados puede provocar toxoplasmosis, enfermedad que es más peligrosa en el caso de las gestantes.
Consumir alimentos contaminados por las heces del gato o manipular sin protección la caja donde el animal defeca, podría provocarle toxoplasmosis, enfermedad que es más peligrosa en el caso de las gestantes pues afecta al feto, al que puede causar ceguera y daños irreversibles en el sistema nervioso central.
Especialistas del Ministerio de Salud (Minsa), explicaron que si la madre adquiere el mal antes de embarazarse puede contaminar a su bebé por vía materno-fetal a través de la placenta y si esto ocurre durante los primeros tres meses de gestación puede producir el aborto.
Afirmaron que de no producirse el aborto, el niño corre el riesgo de nacer con el parásito que a la larga se manifestará como hidrocefalia, daños oculares, estrabismo o entre otras que afectan al sistema nervioso.
La toxoplasmosis ataca tanto a niños y adultos. El parásito que la provoca se localiza en los intestinos del gato en forma de quistes, que al ser expulsados en las heces se disemina alrededor afectando a quienes la manipulen o ingieran. Los mayores portadores del parásito son los gatos “callejeros” y los que no han sido desparasitados.
En ese sentido, recomendaron ingerir carnes bien cocidas, lavarse las manos antes de consumir los alimentos y luego de manipular las carnes. En el caso de las gestantes, no deben realizar la limpieza de los areneros de los gatos, los cuales deben ser desparasitados continuamente.
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