El Ministerio de Salud afirma que la primera gota de leche materna brinda al recién nacido defensas frente a las enfermedades respiratorias propias de la temporada.
La leche materna ofrece al recién nacido las primeras defensas que necesita para estar protegido frente a las infecciones respiratorias agudas (IRA) y complicaciones graves como la neumonía, afirmó María Elena Flores Ramírez, de la Dirección de Intervenciones por Curso de Vida y Cuidado Integral del Ministerio de Salud (Minsa).
Sostuvo que el calostro o el llamado "líquido de oro" se encuentra en la primera gota de leche que el o la bebé succiona, el cual es rico en anticuerpos. Agregó que por esta razón es importante que la lactancia materna se inicie dentro de la primera hora del nacimiento.
“Este acto natural es una defensa contra las infecciones, los problemas diarreicos, el asma, la desnutrición, la anemia, la obesidad, la diabetes, así como otras enfermedades que se pueden presentar durante la adultez”, afirma.
Indicó que de esta manera se inmuniza al niño para contrarrestar una serie de gérmenes y bacterias que están en el medioambiente, como ahora, que requerimos mayores defensas por la temporada de frío.
En ese contexto, las acciones del Minsa se enmarcan en la Estrategia Mundial para la Alimentación del Lactante y del Niño Pequeño de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que promueve la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de vida y en adelante acompañada con alimentación complementaria (papillas y alimentos de origen animal ricos en hierro) hasta al menos los dos años de edad.
El bebé no es el único beneficiado con la lactancia materna: en la madre tiene un poder protector contra el cáncer de mama. El doctor Manuel Fernández, oncólogo de EsSalud, explicó que las mujeres que no dan el pecho a sus hijos tienen más de probabilidades de contraer la enfermedad.
La lactancia materna reduce el riesgo de cáncer de mama, porque con la secreción láctea la glándula mamaria se completa el ciclo que tiene durante la gestación. En cambio, interrumpirla condicionaría la aparición de alteraciones que pueden iniciar mutaciones oncogénicas. "Dar de mamar al niño es cerrar el ciclo fisiológico funcional de la glándula mamaria y proteger a la mujer del cáncer de mama", finaliza.
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