Las recientes decisiones del papa Francisco y del escritor Mario Vargas Llosa sobre sus últimas voluntades han puesto en evidencia la relevancia del testamento vital. Estos casos destacan la importancia de dejar claras las instrucciones sobre el final de la vida.
En los últimos días, el término testamento vital ha cobrado relevancia en la opinión pública debido a dos hechos recientes que han captado la atención internacional. Estos acontecimientos han generado una reflexión sobre la importancia de dejar instrucciones claras respecto a los deseos personales en el final de la vida. Las decisiones tomadas por figuras reconocidas como el papa Francisco y el escritor Mario Vargas Llosa han contribuido a visibilizar este tipo de documento y su utilidad en situaciones delicadas.
El primer caso que ha llamado la atención es el del papa Francisco, quien, previo a su fallecimiento, dejó constancia de sus últimas voluntades a través de un testamento en el que solicita ser enterrado de manera sencilla. Según se detalla en el documento, el pontífice pidió que su tumba sea ubicada en un nicho de la nave lateral entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza, en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma. Además, expresó su deseo de que el sepulcro sea simple, sin decoración especial y que lleve únicamente la inscripción: Franciscus.
Otro caso significativo es el del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, quien falleció a los 89 años el pasado domingo 13 de abril. En una carta dirigida a sus hijos, el escritor peruano manifestó su voluntad de evitar ceremonias públicas tras su muerte. Asimismo, solicitó que su cuerpo fuera incinerado y que sus cenizas fueran esparcidas en el mar de Paracas, un lugar simbólico para él. Esta decisión también representa un testimonio de cómo el testamento vital permite dejar instrucciones claras sobre el destino del cuerpo y el tipo de despedida deseada.
Estos dos hechos han llevado a muchas personas a preguntarse qué es exactamente un testamento vital y por qué resulta importante redactarlo. El doctor Elmer Huerta, asesor médico de RPP, precisa que este documento es diferente al testamento de bienes. Mientras que el testamento de bienes se realiza ante notario para disponer de propiedades o patrimonio, el testamento vital se enfoca en aspectos médicos y personales del final de la vida.
El testamento vital, indica doctor Huerta, es un documento breve que se realiza en vida y que incluye tres aspectos fundamentales. Primero, detalla las decisiones respecto a intervenciones médicas en caso de muerte cerebral o estado terminal, como si se desea ser intubado o conectado a una máquina de soporte vital. Segundo, permite expresar la voluntad de donar órganos. Y tercero, ofrece la posibilidad de decidir cómo se desea vivir los últimos momentos, ya sea con maniobras de resucitación o sin ellas.
El testamento vital también puede incluir otros aspectos importantes relacionados con el final de la vida. Entre ellos se encuentran las disposiciones sobre el destino del cuerpo, como la preferencia por la inhumación o la cremación, así como ciertos detalles personales sobre cómo se desea que se realice el funeral. Estos elementos, aunque a veces considerados secundarios, pueden tener un gran valor emocional y simbólico, tanto para quien los deja por escrito como para sus seres queridos.
El Dr. Huerta manifiesta que los casos del papa Francisco y de Mario Vargas Llosa ilustran claramente la relevancia de asumir una responsabilidad personal sobre nuestros últimos deseos. Ambas figuras tomaron decisiones anticipadas sobre su despedida, aligerando así la carga emocional y logística que suele recaer sobre las familias. Esto invita a reflexionar sobre el papel que cada persona puede y quizás debería asumir al respecto.
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