Esta técnica mejora las condiciones de una pareja que no pueda tener hijos, después de un año de mantener relaciones sexuales sin protección.
Es una técnica que se trabaja en base a ciclos de estimulación ovárica controlada, siendo de baja complejidad, que mejora las condiciones de una pareja que no pueda tener hijos, después de un año de mantener relaciones sexuales sin protección.
Para el doctor Nelson Solís, ginecólogo de la clínica Procrear, este proceso es válido, si la mujer presenta ciertos requisitos indispensables, “trompas permeables, una buena reserva ovárica, óvulos adecuados, el hecho de estar físicamente bien, para llevar a cabo este tratamiento” .
En el caso del varón, debe realizarse un espermatograma computarizado, para determinar que la calidad de sus espermatozoides, estén en óptimas condiciones, "la pareja no debe presentar alteraciones anatómicas ni funcionales, para llevar un adecuado procedimiento y llegar a la paternidad".
"Este proceso ocurre naturalmente, se induce medicamentos y hormonas, donde la mujer ovulará en fechas claves, momentos propicios para mantener relaciones sexuales, y así alcanzar el embarazo deseado", asegura el especialista.
Agregó que, la tasa de embarazo por medio de las relaciones sexuales dirigidas, es de 15% por intento, estimando un tope de hasta tres intentos por ciclo ovulatorio.
Este tratamiento resulta ser sencillo y económico, siempre y cuando se den las condiciones, "claro está que no es recomendable después de los 35 años de edad en la mujer, porque presenta otro tipo de factores que influirían en su infertilidad, por ello es muy importante un evaluación previa e integral”, sustentó Solís.
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