El 11 de marzo de 2020, la OMS declaró oficialmente la pandemia de la COVID-19. Este anuncio marcó un hito en la historia reciente de la humanidad, pues desencadenó una serie de cambios drásticos en todos los aspectos de la vida cotidiana, desde la salud pública hasta la economía y la interacción social.
El 11 de marzo de 2020, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, decretó que la enfermedad por el coronavirus 2019 (COVID-19) podía caracterizarse como una pandemia. “La OMS ha estado evaluando este brote durante todo el día y estamos profundamente preocupados tanto por los niveles alarmantes de propagación y gravedad, como por los niveles alarmantes de inacción. Por lo tanto, hemos evaluado que COVID-19 puede caracterizarse como una pandemia”, dijo en aquel entonces.
Este anuncio marcó un hito en la historia reciente de la humanidad, pues desencadenó una serie de cambios drásticos en todos los aspectos de la vida cotidiana, desde la salud pública hasta la economía y la interacción social. A nivel mundial, las medidas de aislamiento, cuarentena y distanciamiento social afectaron profundamente a las sociedades, mientras que los gobiernos tomaron decisiones urgentes para mitigar el impacto de este virus.
En el Perú, ese mismo día el gobierno tomó la decisión de que el Ministerio de Salud (Minsa) amplíe su base de acción para permitir más actividades de salud pública. Luego, el domingo 16 de marzo, el Ejecutivo anunció el aislamiento social obligatorio debido a las graves circunstancias que afectaban la vida de la población a consecuencia del coronavirus.
¿Qué hemos aprendido a cinco años de la pandemia de la COVID-19?
El doctor Elmer Huerta, asesor médico de RPP, mencionó en Espacio Vital que, a nivel sanitario, la pandemia reveló varios desafíos importantes. En cuanto a la salud mental, se experimentó un notable aumento de casos de ansiedad, depresión y ataques de pánico, especialmente debido al temor generado por las altas tasas de mortalidad.
Además, el alcoholismo creció significativamente, en parte debido al confinamiento, lo que llevó a un mayor consumo de alcohol como forma de lidiar con el aislamiento y la incertidumbre. La falta de actividad física durante el confinamiento provocó un aumento en los índices de obesidad, mientras que el rechazo a las vacunas, alimentado por teorías conspirativas, dificultó aún más los esfuerzos por controlar el brote.
A pesar de los retos, la pandemia también trajo consigo cambios positivos, indica el Dr. Elmer Huerta. Muchas personas comenzaron a valorar más la compañía de sus seres queridos y la importancia del tiempo en familia. La adopción de mascotas aumentó significativamente, ofreciendo compañía en tiempos de soledad.
Además, se redujeron los casos de gripe, posiblemente por el uso generalizado de mascarillas y el distanciamiento social. En el ámbito de la salud, la telemedicina comenzó a ganar popularidad como una opción viable para consultas médicas, lo que ha transformado la manera en que los servicios de salud son ofrecidos. A nivel científico, la pandemia impulsó el desarrollo rápido de vacunas, lo que permitió frenar en parte la propagación del virus.
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