Existen 270 millones de personas en el mundo con hepatitis B, según la Organización Mundial de la Salud. Los tatuajes y las perforaciones son factores de riesgo.
Los casos de hepatitis relacionados con el uso de drogas inyectables, tatuajes y perforaciones han aumentado en los últimos años en Latinoamérica y especialmente en México, informó Graciela Castro, presidenta de la Asociación Mexicana de Hepatología.
El creciente interés de personas de todas las edades por los tatuajes permanentes sin las precauciones sanitarias y el mayor acceso a drogas como la heroína, sobre todo en ciudades fronterizas de México, han detonado la cifra de casos de la enfermedad.
"Sí, hubo incremento de los que estaban registrados entre 10 y 15 % (en México) por este tipo de prácticas y donde también se ha visto un incremento es con los usuarios de drogas inyectables", dijo Castro en Guadalajara, oeste de México
La especialista, participante del Simposio por el Día Mundial de la Hepatitis, que se celebra este 28 de julio, indicó que los contagios relacionados con estas prácticas son mayores que los que ocurren por las transfusiones de sangre, cuyo procedimiento es vigilado de manera minuciosa por las instituciones de salud.
"Que elijan lugares seguros, bien establecidos y regulados y sobre todo que también aprendan que si se van a hacer algún tatuaje o piercing (perforación) lo hagan con aguja desechable" y recomendó que lleven su propia aguja y tinta para disminuir el riesgo.
Los tipos de hepatitis virales tipo B, C y D pueden contagiarse por transfusiones de sangre sin la vigilancia médica adecuada, por drogas inyectadas o intranasales, perforaciones del cuerpo, tatuajes, punción accidental con agujas contaminadas, por contacto con la sangre, saliva o fluidos sexuales o durante el parto y la lactancia.
Castro enfatizó que la hepatitis es una enfermedad silenciosa aunque en ocasiones la persona manifiesta cansancio de manera continua. Si se detecta a tiempo, mediante las pruebas rápidas que ofrecen las instituciones de salud, se puede prevenir su progresión a cirrosis hepática y cáncer de hígado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera a la hepatitis como un problema de salud pública debido a que cada año cobra la vida de 1,3 millones de pacientes, cifra mayor a las muertes por VIH e igual a las víctimas por tuberculosis.
En el mundo existen 270 millones de personas infectadas con el virus de la hepatitis B y alrededor de 80 millones con hepatitis C, aunque las más conocidas por la población son las hepatitis agudas en las que el paciente presenta síntomas de debilidad, pérdida de vigor, fiebre y de un color amarillo en la piel y los ojos.
(Información de EFE).
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