Unos buenos zapatos deben ser flexibles, ligeros y permitir la buena circulación de la sangre y el libre movimiento de tobillos y dedos.
Pocas veces se toma en cuenta que el paso de los años también tiene efectos en los pies, por ello cuanto más avanzada sea la edad, más cuidados hay que tener con esta parte del cuerpo. La búsqueda de un par de zapatos cómodo y "saludable" se hace fundamental.
En diálogo con Salud en RPP, John Polo Urbina, tecnólogo médico en terapia física y rehabilitación, brindó algunas recomendaciones sobre cómo debe ser el calzado para los adultos mayores.
El contrafuerte del talón debe ser estable y rígido. La caña o altura del soporte del tobillo debe ser lo suficientemente cómoda y de altura adecuada de tal manera que no restrinja el movimiento del tobillo y sin presiones.
La altura del taco no debe ser nula ni tampoco sobrepasar los cuatro centimetros. El material debe absorber los impactos de la descarga de peso al contacto con el suelo.
La suela debe ser lo suficientemente flexible y ligera pero a la vez firme y antideslizante, que permita un adecuado soporte del arco plantar.
Tanto el forro externo como interno deben permitir la respiración del pie, evitando materiales sintéticos. Utilice preferentemente pasadores sobre el empeine para controlar mejor la presión en esta región y tener una adecuada irrigación del pie.
El antepie, donde se ubican los dedos y se descarga el 25 por ciento del peso corporal, debe tener amplitud en espacio de tal manera que los dedos puedan moverse, tanto lateral como anteriormente, en este caso la recomendación es usar una punta redondeada.
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