Lo normal es que varones y mujeres vayan a orinar entre 3 a 5 veces en la mañana, más de 8 veces es una señal de alerta.
Imagínate que sales de vacaciones, pero más que festejar tu viaje al Caribe estás preocupado por encontrar un lugar disponible cerca al baño del avión; o quizá vas a un matrimonio y disimuladamente buscas la mesa de invitados más cercana a los servicios higiénicos ¿incómodo, no? Esos son solo dos situaciones comunes para una persona que tiene el síndrome de la vejiga hiperactiva.
Lo normal es que varones y mujeres vayan a orinar entre 3 a 5 veces en la mañana, más de 8 veces es una señal de alerta. En la noche lo ideal sería que no nos despierten las ganas de miccionar, pero si el sueño se interrumpe más de dos veces por esta causa, hay que preocuparnos.
Como una taquicardia en el corazón
Según explica el urólogo peruano Max Lazo, la vejiga hiperactiva es más frecuente en mujeres que en varones con una relación de 3 a 1, y el riesgo aumenta con la edad.
Los síntomas se pueden confundir con infecciones urinarias, diabetes o incontinencia urinaria. Las preguntas en consulta con el urólogo sirven para llegar a diagnóstico correcto, pero el examen de la urodinamia, que mide la presión de contracción y relajación de la vejiga, no se equivoca.
"Así como el corazón puede tener una taquicardia y se contrae rápidamente dando palpitaciones, la vejiga hiperactiva tiene contracciones del músculo, no inhibidas por el cerebro, y por eso dan ganas de ir al baño a cada momento".
Este trastorno puede provocar limitaciones sociales, laborales e interpersonales, pues la persona se aísla y evita las reuniones, ya que siente angustia y vergüenza de sus deseos incontrolables de ir al baño.
Irreversible
El síndrome de la vejiga hiperactiva no tiene cura, afirma Lazo, pero sí es controlable. El tratamiento puede ser farmacológico y psicológico, si es un paciente nervioso que experimenta angustia y ansiedad muy seguido.
Otra opción son las inyecciones de Botox en el músculo vesical bajo anestesia local o general. Se logra que la vejiga se relaje y logre mayor capacidad para almacenar la orina. Cuando se desvanece el efecto, son necesarias nuevas dosis de inyecciones.
También ayudan los llamados ejercicios de Kegel, que fortalecen los músculos de la pelvis, aquellos que sostienen la vejiga y ayudan a evitar los escapes de orina.
Algunos sacrificios
El café de la mañana tiene que pasar al olvido, pues el contenido de cafeína y metilxantina hacen que se contraiga el músculo y se inhiba la hormona antidiurética, provocando la urgencia constante por miccionar. También se deberá limitar el consumo de líquidos y gaseosas.
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