El vicepresidente del BID, Santiago Levy, dijo que el Gobierno debería revisar y actualizar los padrones de beneficiarios para reducir el nivel de filtraciones.
Los programas sociales han sido un instrumento clave para la reducción de la pobreza en la última década, pero un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con datos del 2013, revela que más de la tercera parte de este gasto, que en el 2015 superó los S/16,000 millones, llega a personas que realmente no lo necesitan.
En una entrevista exclusiva para RPP Noticias, el vicepresidente del BID, Santiago Levy comentó que si bien el nivel de filtración en Perú (35%) es más bajo que el promedio en América Latina de 45%, sí es un problema que tiene que ser atendido por el Gobierno de turno.
“En general que un tercio de los recursos no estén llegando a las familias que deberían sí es una situación preocupante pero habría que verlo como una oportunidad que es lo que queremos señalar en el estudio, que hay espacios que con los mismos recursos públicos poder redirigir el gasto social y ayudar a más familias pobres”, comentó tras participar en el seminario “Diálogo entre investigación y políticas públicas: Retos del desarrollo en el Perú de cara al bicentenario”, organizado por el Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE).
Quizá el caso más preocupante en Perú es el programa del Vaso de Leche. Según la Encuesta Nacional de Hogares, seis de cada 10 familias que reciben este subsidio alimentario no deberían hacerlo, pues no cumplen con el requisito principal que es ser pobre. En ese sentido, el vicepresidente del BID cree que el reto está en revisar los padrones de beneficiarios.
La situación se torna aún peor si consideramos que Lima, que constituye un 22.7% de los hogares beneficiarios, presenta un 74.9% de filtración, y los departamentos de Madre de Dios (91.7%), Tumbes (90.9%) e Ica (89.1%) evidencian los más altos ratios de filtración. Por su parte, Cajamarca, el segundo departamento en términos de beneficiarios y el primero en niveles de pobreza, posee la menor tasa de filtración a nivel nacional (28.7%), pero esta es aún alta.
“En cada programa que estén operando revisar los padrones de beneficiarios, revisar la información y sobre todo tener información actualizada de los niveles de ingresos de esas personas y con base en eso verificar si realmente las que están necesitadas están recibiendo los programas y si no es el caso hacer las modificaciones a la lista de beneficiarios”, agregó.
El Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social ha iniciado una evaluación de impacto de los programas sociales para verificar la calidad de este gasto. Pero, como advierte, Levy, el principal problema no es que se beneficie a personas que no lo necesitan, sino que se deja de ayudar a los que verdaderamente lo requieren.
Además, esta filtración equivale a un 0.2% del PBI peruano, es decir, una cifra mayor que nuestra inversión en investigación y desarrollo (I+D), que asciende a un 0.15% del PBI. Y en 2015, por mencionar un caso, el Programa del Vaso de Leche tuvo un presupuesto de S/ 363 millones, de los cuales alrededor de S/ 217.2 millones serían malgastados si se consideran las filtraciones.
Incluso, el área de Estudios Económicos de la Sociedad de Comercio Exterior hizo un análisis de este nivel de filtraciones y consideró que es imprescindible que este tipo de programas tenga una evaluación periódica de su impacto.
"¿Cómo sabemos si el gasto realmente contribuye a disminuir la pobreza multidimensional? O, en el caso particular del Programa del Vaso de Leche, ¿dicho programa, después de 32 años de su creación, ha elevado la nutrición de los niños y es recomendable mantenerlo? No se ha evaluado en los últimos 15 años y el programa Juntos, a 11 años de su creación, bien podría iniciar un estudio que realice un seguimiento a los niños que fueron beneficiados por el programa y cómo este ha impactado en la reducción de su condición de pobreza (multidimensional) en un contexto de desaceleración económica", cuestiona el gremio empresarial.
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