Con cuatro premios Oscar, incluyendo Mejor Película, esta cinta surcoreana se convierte desde ahora en un clásico del cine para entender nuestro tiempo.
“Parasite” (Parásitos) es una montaña rusa (o más bien coreana) que atraviesa la comedia, el drama y el thriller. Su director Bong Joon-ho es un maestro para saltar por estos géneros del cine construyendo poco a poco una crítica social, una historia sobre la interminable lucha de clases, sobre cómo nos vemos y lo que somos. Es por eso que no ha dejado indiferente a nadie que la haya visto. En "Parasite" se reconoce el estilo de un autor y la dedicación por contar una historia que llegue a todo público.
“Parasite” nos cuestiona. Tal como la familia Kim se infiltra en la casa de los Park, Bong Joon-ho también camufla en la comedia, y en el gusto popular, zonas muy oscuras. Congeniamos con los Kim, que viven en un semisótano con trabajos esporádicos, y somos cómplices de cómo con engaños se cuelan en la vida de los Park para terminar siendo sus empleados. Los Kim crean personajes para vivir en un mundo de ficción, para encajar en un territorio que no es el suyo. Pero algo los delata y marca su diferencia con los Park: el olor de la pobreza. Los Park son sofisticados, parecen buenas personas, pero tienen un territorio definido con líneas que no se pueden cruzar. Ambas familias viven en una convivencia funcional, como la de la sociedad en general, pero que está siempre a punto de explotar. No hay uno sin el otro.
Bong Joon-ho aborda en su película una construcción social, metafórica y física. La casa de los Park es una fortaleza moderna del progreso con enormes espacios, largos pasadizos y escaleras, pero como en todo palacio hay también polvo debajo de la alfombra. En cambio, la vivienda de los Kim es pequeña y hacinada, un espacio al borde del suelo cada vez menos habitable. Sin embargo, en su intención de escalar la montaña de las comodidades, los Kim no miran hacia atrás. En la escala social de “Parasite” siempre habrá algo abajo de los que ya están abajo.
Acaso la sala de cine, de cualquier lugar del mundo, no funciona también como la casa de “Parasite”, con muchos Park y muchos Kim, ricos y pobres en butacas similares, compartiendo una ficción, un cuento, que los saque de su realidad.
Valoración: 5/5
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