Los investigadores encontraron una relación sin precedentes entre los sueños violentos y el riesgo de padecer enfermedades como Parkinson o demencia.
La ciencia nunca había considerado a los sueños como terreno preciso de estudio. Hasta hoy, que un grupo de científicos del Minnesota Regional Sleep Disorders Centre en Minneapolis, Estados Unidos, logró relacionar los sueños con efectos físicos en el cuerpo.
Los investigadores encontraron una relación sin precedentes entre sueños físicamente violentos y el riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas como Parkinson o demencia, en edades avanzadas. De alguna manera, estos sueños son como signos que advierten de una enfermedad, inclusive décadas antes del diagnóstico.
Si bien aún no se sabe con precisión cómo se genera este vínculo, los resultados de la investigación confirman que los pacientes con sueños físicamente violentos tienen entre un 80 y 100 por ciento de probabilidad de desarrollar eventualmente un desorden neurodegenerativo. El experto en temas oníricos, Carlos Schenck, explica que a estos sueños raros se les conoce como REM desorden de conducta del sueño (RBD, por sus siglas en inglés) y hacen que las personas “exploten” en sus sueños: sueñan que golpean o patean mientras gritan o golpean su cama en un furor de violencia.
“Por norma general, conforme se da un seguimiento a largo plazo a este tipo de pacientes, es más probable que desarrollen un desorden neurodegenerativo”, dice Shenck. Esto sucede porque durante el sueño REM, la actividad eléctrica del cerebro de estos pacientes es similar a la del estado de vigilia. Sin embargo, no se sabe aún cómo son capaces de realizar acciones físicas que estén coordinadas con los sueños vívidos.
Por ahora, los investigadores saben que el RBD puede aparecer a cualquier edad, que los hombres mayores son más susceptibles que las mujeres y los niños y que el responsable de mantener el REM activo es el tallo cerebral.
Parece ser que esta área es la primera en enfermarse, y después se extiende el trastorno neurodegenerativo hacia otras áreas del cerebro. Hay quienes incluso consideran que el daño del tallo cerebral no está relacionado con desórdenes neurológicos, sino que es la causa inicial del malestar.
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