Este trastorno suele comenzar en la adolescencia e ir disminuyendo con la edad, aunque en ocasiones puede volverse crónico.
La dismorfofobia es un trastorno de la percepción y valoración corporal. La persona que padece este problema tiene una preocupación exagerada por un defecto inexistente en su apariencia física. Se le conoce también como trastorno dismórfico corporal o síndrome de distorsión de la imagen.
La persona experimenta una angustia muy grande por lo que considera una gran fealdad, aunque su entorno opine lo contrario. Está totalmente segura de que todos los que la miran, se da cuenta de su “defecto y se siente profundamente avergonzada”. Producto de ello puede incluso aislarse socialmente, sentir ansiedad e incluso desarrollar depresión.
En caso que exista un defecto físico, los niveles de ansiedad son desorbitados, indica la psicóloga española Ana Isabel Pérez Morales del portal Psicología y Mente. No importa que estos prácticamente sean imperceptibles.
Este síndrome se inicia usualmente en la adolescencia, que es la edad en la que se producen más cambios físicos. Desaparece a medida que pasan los años, entre los 18 a 20 años. Aunque hay muchos casos de personas adultas que también lo sufren.
De no tratarse adecuadamente la dismorfofobia se convierte en una auténtica obsesión. En algunas ocasiones, esta obsesión pasa por el quirófano y se desarrolla adicción por las cirugías plásticas en la búsqueda de la imagen perfecta.
La mayoría de personas que padecen este problema no está satisfechas con su nariz. También se imaginan alteraciones en la boca, mandíbula, peso, estatura, estómago, cabello, pechos, pies, manos, piernas, entre otros.
Aunque no hay una causa exacta que explique la aparición de la dismorfofobia, se considera que un autoestima débil es la base principal de este problema. Además, tener altos niveles de ansiedad, o haber padecido burlas en la infancia, hacen que una persona esté más predispuesta a desarrollar este síndrome. A estas características y/o vivencias personales, se unen en muchos casos los estándares de belleza que predominan en los medios de comunicación.
El tratamiento de la dismorfofobia comprende ayudar a la persona a tener una visión más realista de lo que ella cree es un defecto feo. Además se incentiva al paciente a cultivar y disfrutar las relaciones sociales independientemente de su propia valoración. Hacer nuevas amistades y contactos ayuda a reorientar la percepción de las personas, haciéndolas más segura de sí mismas.
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