En los distritos cusqueños ubicados sobre los 4150 msnm, la temperatura puede descender hasta los 20 grados bajo cero. Gracias a este proyecto y la tecnología con paneles solares, la temperatura de las viviendas se ha logrado elevar hasta en 10 grados.
En Cusco, muchas familias viven sobre los 4150 msnm, donde la temperatura puede descender hasta los 20 grados bajo cero, afectando su calidad de vida. Por ello, el proyecto “Casas Abrigadoras”, que se viene desplegando hace ya algunos años, consiste en el acondicionamiento total de sus viviendas con tecnología sostenible y térmica para mejorar su calidad de vida.
A la fecha, las comunidades altoandinas de Chilca y Japura, en el distrito de Pitumarca; y Palcoyo en el distrito de Checacupe, se han beneficiado con el mejoramiento de sus hogares. Las casas abrigadoras se construyen a partir de dos componentes principales: un calefactor solar o pared Trombe y una cocina mejorada. De esta manera, la temperatura al interior de las viviendas se logra elevar hasta en 10 grados.
El sistema de calefacción solar es parte del diseño con tecnología sostenible y para que funcione óptimamente, sin fuga de calor, los techos se sellan con cielo raso y los pisos con madera machihembrada, además de la colocación de una segunda puerta. Además, gracias a los paneles solares, si alguna casa abrigadora no cuenta con luz eléctrica, se le brinda el acceso a este servicio.
Durante el avance del proyecto, que nace de la organización sin fines de lucro ADRA PERÚ, la comunidad se une para mejorar las estructuras básicas de las casas como el cimiento, las paredes y el techo con materiales de la zona (adobe y barro). De igual forma, para uniformizar la presentación de todas las casas, las familias toman decisiones en conjunto para pintar los techos y realizar hermosos acabados en las paredes con dibujos, utilizando colores naturales y motivos importantes para su identidad cultural.
Las ventanas, en muchos de los casos, también han sido reemplazadas por botellas de vidrio de diversas tonalidades para permitir que la luz natural ingrese al interior de las viviendas y, al mismo tiempo, contribuyen con el medio ambiente a través del reciclaje.
El impacto social de las “Casas Abrigadoras” en las familias cusqueñas ha sido positivo, mostrando altos niveles de satisfacción y mejoras en la salud de sus miembros. Tener una casa decorada y con los servicios básicos ha sido un eje motivador para la comunidad y, en el caso de los niños y niñas, les ha brindado la oportunidad de desarrollarse dentro de un ambiente más cálido y confortable.
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