Cuando los integrantes de una comunidad están preparados para responder a una emergencia pueden sobreponerse mejor ante ellas. Aquí te contamos cómo elaborar un plan de emergencia comunitaria.
Debido a su gran velocidad, los huaicos pueden arrasar con mucho a su paso y afectar a la población con pérdidas humanas y económicas. No obstante, para el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI), los fenómenos naturales por sí mismos no son los que causan el desastre, si no que somos nosotros quienes construimos los riesgos de manera colectiva cuando no estamos en armonía con la naturaleza y generamos condiciones que nos hacen vulnerables.
Entre las acciones que nos hacen más propensos a sufrir las consecuencias de un huaico están la ocupación de zonas no aptas para vivir como quebradas o riberas del río y construir con materiales inadecuados o sin la asesoría de un especialista. De hecho, según los expertos, los terrenos donde el hombre ha destruido la vegetación son particularmente propensos a los deslizamientos de tierra durante y después de las lluvias.
¿Qué áreas están en riesgo?
De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), algunas áreas más propensas a los deslizamientos de tierra o aludes de barro son:
• Áreas donde los incendios forestales o los cambios en el terreno hechos por el hombre han destruido la vegetación.
• Zonas donde ya han ocurrido deslizamientos de tierra.
• Pendientes empinadas y áreas ubicadas en la falda de las laderas o los barrancos.
• Laderas que han sido alteradas por la construcción de edificios y caminos.
• Canales a lo largo de riachuelos o ríos.
• Áreas hacia las que se dirigen el agua después de un aguacero.
En Lima Metropolitana, Lurigancho - Chosica y Chaclacayo son los distritos que registran mayor riesgo frente a los huaicos en temporada de lluvias. De acuerdo al trabajo de campo realizado por el equipo técnico de la Subgerencia de Prevención, Reducción y Reconstrucción-SEPRR-de la Municipalidad Metropolitana de Lima, se identificaron once zonas de peligro para Lurigancho Chosica y tres zonas de peligro para Chaclacayo. Y, a nivel nacional, durante el 2021, las regiones más afectadas por los huaicos o también llamados flujos de detritos fueron Ayacucho (19), Cajamarca (29) y Cusco (45).
¿Qué podemos hacer frente a esto?
Para reducir los riesgos e incrementar su capacidad de aprender de eventos pasados, las comunidades deben fortalecer sus conocimientos y liderar las iniciativas de participación, decisión y planificación. De acuerdo con la “Guía para la elaboración de un Plan Comunitario de Emergencia” de INDECI, las comunidades deben seguir estos pasos:
1. Identificar el nivel de riesgo de la comunidad
Es necesario identificar nuestra vulnerabilidad y los peligros a los que estamos expuestos; es decir, fenómenos que pueden generar daños en nuestra comunidad, ya sea por causas naturales o provocados por la actividad de las personas. Para ello, debemos recordar aquellos que impactaron anteriormente en el lugar donde vivimos, los daños que generaron y cómo se respondió ante estos.
No solo debemos identificar los peligros y las fechas en los que se presentan, sino entender cómo se originan, cómo van evolucionando, cómo impactan y cuál es el resultado.
Es necesario marcar las zonas seguras; lugares que se encuentran fuera del área de peligro o lejos de una zona vulnerable donde la población puede ubicarse de manera temporal y los puntos de reunión, lugares determinados por la municipalidad a los que se acudirá a recibir ayuda como víveres, ropa, abrigo, atenciones básicas de salud, entre otros.
De igual forma, se debe hacer un diagnóstico en la comunidad para saber cuáles son los recursos con los que contamos, si son suficientes o qué otros necesitamos.
2. ¡A organizarse!
En esta etapa se deben establecer los roles y responsabilidades que ejecutará cada miembro de la comunidad antes, durante y después de la emergencia. Una buena organización comunitaria ante el riesgo de desastres facilita que todos tengamos la oportunidad de participar en la toma de decisiones, así como que existan responsabilidades y liderazgo compartidos con un objetivo común.
En este sentido, se puede organizar un comité ante emergencias y desastres. Este, además, será el vínculo con la oficina de Gestión del Riesgo de Desastres o Defensa Civil de nuestro distrito.
El comité estará encargado de actividades como reconocer nuestro territorio, elaborar propuestas para reducir el riesgo, conformar los equipos de apoyo ante emergencias y desastres para realizar labores de faenas comunitarias, elaborar el protocolo de evacuación de la población, entre otros.
Del mismo modo, se debe planificar cómo nos recuperaremos y volveremos progresivamente a nuestra normalidad después de la emergencia. Por ello, dentro de nuestras posibilidades, es importante apoyar en la instalación y gestión de albergues, reestablecer los servicios públicos, las carreteras o caminos, el colegio o el establecimiento de salud que pueden haber resultado afectados.
3. El momento de la acción
Debemos elaborar una lista de acciones prioritarias con compromisos y el tiempo que tenemos para cumplirlos. Aquí debemos revisar toda la información recolectada en el primer paso y organizarnos según los grupos conformados en el segundo. Por ejemplo, tras identificar nuestras rutas de evacuación y zonas seguras, llegó el momento de elaborar y colocar los carteles para señalizarlas.
Asimismo, según las listas de recursos con los que contamos y los que nos faltan, podemos implementar un almacén, centro de acopio o tambo comunitario para emergencias y desastres.
4. Aprendemos continuamente mediante capacitaciones
Ser una comunidad organizada implica que seamos promotores de la cultura de prevención. De esta manera, sabremos cómo desempeñar de la mejor manera nuestro rol en los equipos de apoyo ante emergencias y tendremos la capacidad de protegernos y ayudar a nuestros vecinos, amigos, familiares y comunidad en general.
Además, es importante que cuando tengamos nuestro plan, este sea difundido en la comunidad por todos los medios que tengamos a disposición. Podemos hacer resúmenes del contenido a través de dípticos, trípticos, folletos, audios, medios impresos y redes sociales. También debemos ver qué lugares son los más concurridos en la comunidad (posta médica, salón comunal, comedor popular, etc.) y difundirlo en estos espacios.
Recuerda que el Plan Comunitario de Emergencia se debe ensayar, ponerlo en práctica y actualizarlo siempre que sea necesario.
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