El empoderamiento económico contribuye al desarrollo del país, pero sobre todo permite que las mujeres tengan las herramientas para alcanzar sus propias metas y de ser necesario, tener una salida a la violencia.
Empoderar a las mujeres en el trabajo es clave para lograr una sociedad igualitaria, erradicar la pobreza e impulsar el desarrollo de nuestro país. Según estudios efectuados en países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y en algunos países no miembros, cuando aumenta la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo o se reduce la brecha laboral entre mujeres y hombres, se produce un crecimiento económico más rápido.
A nivel personal, el tener ingresos propios permite que las mujeres fortalezcan sus capacidades y autonomía, tomando decisiones sobre sus recursos y su propia vida. Además, la independencia económica les brinda herramientas para poder enfrentar y salir de círculos de violencia, lo cual tiene relevancia en una sociedad donde durante los cinco meses de pandemia se denunciaron más de 14 mil casos de violencia contra la mujer a nivel nacional.
Asimismo, es importante recordar que la violencia contra las mujeres puede presentarse de forma psicológica, física, sexual y también económicamente. Para la Fundación Microfinanzas BBVA, cualquier comportamiento que atente contra la independencia económica de una mujer, incluyendo la privación, retención y sustracción de dinero o de propiedades se considera violencia económica.
Por ello, ONU Mujeres ha elaborado las siguientes estrategias dirigidas a la ciudadanía, las instituciones públicas y privadas con el fin de garantizar el progreso de todas las mujeres:
1. Mejorar el acceso a la salud sexual y reproductiva.
Estudios del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) evidencian que la libertad de la mujer aumenta si cuenta con mayor nivel de instrucción, ya que al educarse obtienen las herramientas necesarias para desarrollarse. Sin embargo, nuestro país se enfrenta a una realidad donde niñas y adolescentes se ven obligadas a abandonar su educación debido al embarazo no deseado.
Para ONU Mujeres, es urgente promover el derecho a decidir libre y responsablemente el número de hijos y el intervalo entre los nacimientos, pero sobre todo brindar acceso gratuito, oportuno e informado a la planificación familiar voluntaria, confidencial y de calidad.
De igual forma, recalca la necesidad de fortalecer los sistemas de salud, eliminar el matrimonio precoz, implementar una educación sexual integral y el suministro de métodos anticonceptivos.
2. Reconocer, reducir y redistribuir el trabajo doméstico no remunerado
Las mujeres peruanas viven en diferentes contextos y la carga de trabajo doméstico no remunerado también las afecta de distintas maneras. De acuerdo con ONU Mujeres, a algunas mujeres, la sobrecarga de quehaceres domésticos puede dificultar su ascenso laboral, mientras que a otras les impide acceder a trabajos de tiempo completo, formales y bien remunerados. Sin embargo, en cualquiera de los casos, se presenta como un obstáculo para su desarrollo en el ámbito laboral.
Por ello, es necesario que tanto las familias, como el Estado y el mercado contribuyan al reconocimiento, reducción y redistribución del trabajo doméstico con equidad entre hombres y mujeres.
3. Implementar sistemas de cuidado para la primera infancia, que sean accesibles y de buena calidad.
En muchos hogares peruanos existe poca o ninguna posibilidad de delegar el trabajo doméstico no remunerado y la crianza de los menores a terceros. Una de las razones es la monoparentalidad, que según datos recientes de GRADE, alcanza cerca de 38% de los hogares del país y en su mayoría, son presididos por una mujer.
Así, las madres solteras asumen solas aquellas responsabilidades domésticas que limitan su autonomía y posibilidad de realizar trabajos formales. Por ello, implementar sistemas de cuidados es absolutamente indispensable para que las mujeres puedan contemplar la posibilidad de salir a trabajar tranquilas y puedan aumentar su capacidad para encontrar empleos de tiempo completo, formales y de mayor calidad.
4. Implementar políticas con enfoque de género en el trabajo.
Mejorar el grado y la calidad de la participación laboral de las mujeres es clave para promover su independencia económica. Sin embargo, según datos de ONU Mujeres, en todos los países de la región y a pesar de tener mayor educación que los hombres, las mujeres siguen enfrentando condiciones adversas para insertarse en el mercado laboral y sostener su participación en él.
De igual forma, también se enfrentan a una situación de segmentación ocupacional que las mantiene mayoritariamente en los sectores de servicios y cuidados, con salarios bajos y ausencia de derechos. Frente a esto, el organismo señala la importancia de establecer, implementar e igualar los salarios mínimos, así como incrementar las oportunidades de empleo en ocupaciones típicamente dominadas por hombres.
Por otro lado, también menciona que se debe construir un piso de derechos laborales fundamentales que incluyan: el derecho a un salario mínimo, el derecho a un seguro de desempleo, el derecho a condiciones de trabajo adecuadas en seguridad, vacaciones, horario y salubridad, el derecho a prestaciones por cese o despido, el derecho a licencias por maternidad, paternidad y enfermedad y el aseguramiento por accidentes de trabajo.
5. Brindar licencias por maternidad y paternidad con equidad.
La mayor parte de las tareas domésticas y de cuidado sin remuneración han sido asumidas por las mujeres, incluso cuando cuentan con un empleo formal. Por ejemplo, según una encuesta realizada por Ipsos durante la emergencia nacional, una mayor cantidad de mujeres afirmó ocupar más tiempo en el cuidado del hogar y la familia, mientras que más hombres afirmaron ocupar la mayor parte de su tiempo en actividades personales.
Esta carga desproporcional se suma a los estereotipos que dificultan la competencia de las mujeres en el mercado laboral en igualdad de condiciones. Por esta razón, para ONU Mujeres, es fundamental reducir la discriminación laboral que se genera hacia ellas debido a su papel de cuidadoras y propone crear mayores incentivos para la participación activa de los hombres en la crianza desde las primeras etapas, además de desarrollar mecanismos sólidos para garantizar el ejercicio de la paternidad responsable.
6. Mejorar los sistemas de protección social y de salud.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es urgente avanzar en la construcción de sistemas de protección social universal con enfoque de género. Entre estos, señala que se deben implementar programas que protejan a las mujeres en la vejez, reconociendo su contribución a través del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado a lo largo de su vida.
Para el organismo, solo así se podrá enfrentar las desventajas generadas por una mayor dedicación al trabajo no remunerado, la falta de oportunidades para desarrollarse en carreras profesionales y una menor acumulación de ahorros y propiedades en comparación con sus pares hombres.
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