Según los investigadores, esta especie de hormigas supuestamente usaba sus impresionantes mandíbulas para capturar a su presa.
(Agencia N+1 / Daniel Meza). Una hormiga, a la que sus descubridores han clasificado como una nueva hormiga del infierno, merodeaba la tierra con sus fauces puntiagudas reforzadas con metal y solía beber la sangre de sus enemigos. Científicos hallaron un fósil de esta especie de pesadilla conservada en ámbar desde hace unos 98 millones de años, y gracias a ello, los mismos han podido observar sorprendentes detalles de esta especie prehistórica, incluyendo curiosos componentes metálicos alrededor de su boca. El espécimen, descubierto en depósitos de ámbar en Myanmar, fue descrito en un estudio publicado en la revista Systematic Entomology.
La flamante Linguamyrmex vladi pertenece a un grupo llamado hormigas del infierno (hell ants) o haidomyrmecines, una familia extinta que vivió en el Cretácico y se caracterizaba por sus extrañas y movedizas partes bucales. Las referidas hormigas no son los ancestros de las hormigas modernas. De hecho, su grupo matriz desapareció antes de que apareciera el ancestro común de todas las hormigas modernas y empezara su linaje.
Así eran. Sus características empequeñecen a las hoy temibes hormigas bala u hormigas coloradas. En lugar de las típicas mandíbulas apuntando hacia abajo, L.vladi portaba dos guadañas apuntando hacia arriba, una característica inexistente en las hormigas de estos tiempos. Estas afiladas mandíbulas están rodeadas de vellosidad similar a las usadas por las odontomachus, la misma que ayudan a las mandíbulas a cerrarse a impresionante velocidad. Poseían además un apéndice o cuerno-pala reforzado en la punta de sus mandíbulas, y es posible este último haya sido usado para sujetar a la presa una vez que esta era levantada en peso.
Los investigadores del Instituto Tecnológico de Nueva Jersey descubrieron además un canal en forma de conducto entre las mandíbulas y contemplan la posibilidad de que estas hormigas succionaban su alimento en lugar de masticarlo, tomando en cuenta que las raras mandíbulas no parecían muy útiles para triturar. Podrían haber funcionado en cambio para ahuecar a la víctima y así alimentarse de hemolinfa.
Características. El espécimen fue hallado en su tumba de ámbar cerca a una larva de escarabajo, que podría haber sido una presa ideal para este depredador vampiresco. En el diagrama mostrado arriba se puede ver el posicionamiento de ambos bichos (en el círculo rojo está el referido cuerno). Pero eso no es todo: un escaneo de rayos X mostró que la parte inferior del cuerno-pala está reforzado con partículas metálicas.
El impresionante bicho tenía la habilidad de recolectar partículas metálicas de sus alimentos y recolocarlas en su cuerpo como reforzamiento. Se sabe que los insectos pueden secuestrar metales (calcio, manganeso, zinc y hierro) para incrementar su fuerza y evitar el desgaste, según el trabajo. Gracias a este reforzamiento metálico, habrían podido soportar con mayor solvencia los violentos retorcimientos y posibles daños causados por sus presas, o quizás haber sido más contundentes al someterla.
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