Aunque han fallecido un gran número de personas en medio de las pruebas espaciales, solo tres astronautas han fallecido fuera de la atmósfera terrestre.
El espacio es vasto y lleno de misterios, y su exploración se ha convertido en prioridad para muchos países. Asimismo, la profesión de astronauta es una de las más idealizadas en el mundo, convirtiéndose en máxima señal de alcance profesional. Sin embargo, conseguirlo es sobrepasar una serie de obstáculos, que muchas veces pueden rozar hasta con la muerte.
En los últimos 50 años, 30 astronautas y cosmonautas (como se le denomina a esta profesión en Rusia) han muerto en programas o ensayos de misiones espaciales. Sin embargo, de dicha cantidad, solo 3 han fallecido fuera de la atmósfera terrestre, más allá de la línea Karman (100 kilómetros de altitud).
Al principio de la carrera espacial, tanto la NASA como la URSS experimentaron un aumento en los choques de aviones mortales que mataron a varios pilotos que probaban aviones avanzados propulsados por cohetes. Claro ejemplo es el incendio del Apolo 1 en 1967, con los astronautas Gus Grissom, Ed White y Roger Chaffee falleciendo en su interior.
Sin embargo, la tragedia que ocasionó a los muertos en el espacio sucedió el 29 de junio 1971, cuando, luego de una exitosa misión en órbita en la estación Salyut 1, Georgi Dobrovolski, Vladislav Volkov y Viktor Patsayev llegaron a la superficie terrestre muertos dentro de la Soyuz 11. El caso fue grave ya que parecía que todo el reingreso había sido llevado de manera correcta, dándose la triste sorpresa al momento de abrir la escotilla de la cápsula en Kazajstán.
Se determinó que el accidente fatal fue el resultado de un sello de válvula defectuoso en el vehículo de descenso de la nave espacial que se abrió durante su separación del módulo de servicio. A una altitud de 168 km, la combinación mortal de una válvula con fugas y el vacío del espacio succionaron rápidamente todo el aire de la cabina de la tripulación, despresurizándola. Y debido a que la válvula estaba oculta debajo de los asientos de los cosmonautas, les habría resultado casi imposible solucionar el problema a tiempo.
A partir de allí, Rusia oficializaría el uso de trajes espaciales despresurizados para evitar más tragedias de esta magnitud, convirtiéndose en una medida presente hasta el día de hoy.
Se tenía previsto que una nueva Soyuz, la número 12, partiera hacia la Salyut 1 en el mes de julio. No obstante, la Soyuz 12 no partiría al espacio hasta septiembre de 1973, más de dos años después. Debido al retraso la Salyut 1 no pudo recibir más tripulaciones y, tras ir más allá de su vida útil prevista (tres meses), se ordenó su reentrada controlada.
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