Este estudio se basó en gran medida en el de los ganadores del Premio Nobel de Física 2020.
Astrónomos han revelado en primicia que el agujero negro supermasivo en el centro de la Vía Láctea gira despacio, aportando más evidencia de que es poco probable que tenga un chorro.
Los agujeros negros supermasivos como el central de nuestra galaxia, denominado Sagitario A, se caracterizan por solo dos números: masa y espín (rotación sobre su eje), pero tienen una influencia crítica en la formación y evolución de las galaxias.
Según Avi Loeb, científico del CfA (Center Harvard/Smithsonian for Astrophysics) y autor del nuevo trabajo, los agujeros negros liberan una gran cantidad de energía que elimina el gas de las galaxias y, por lo tanto, da forma a su historia de formación estelar.
Si bien los científicos saben que la masa de los agujeros negros centrales tiene una influencia crítica en su galaxia anfitriona, medir el impacto de su giro no es fácil. Como dice Loeb, "el efecto del giro de un agujero negro en las órbitas de estrellas cercanas es sutil y difícil de medir directamente".
Para comprender mejor cómo Sagitario A ha impactado la formación y evolución de la Vía Láctea, Loeb y Giacomo Fragione, de CIERA (Center for Interdisciplinary Exploration and Research in Astrophysics), estudiaron en cambio las órbitas estelares y la distribución espacial de las estrellas S, las estrellas más cercanas que orbitan alrededor de Sagitario A y viajan a una velocidad de hasta un pequeño porcentaje de la velocidad de la luz, para restringir o poner límites al giro del agujero negro.
"Concluimos que el agujero negro supermasivo en el centro de nuestra galaxia está girando lentamente", dijo Fragione. "Esto puede tener importantes implicaciones para la detectabilidad de la actividad en el centro de nuestra galaxia y las futuras observaciones del Event Horizon Telescope".
Las estrellas S parecen estar organizadas en dos planos preferidos. Loeb y Fragione demostraron que. si Sagitario A tuviera un giro significativo, los planos orbitales preferidos de las estrellas al nacer quedarían desalineados en la actualidad. "Para nuestro estudio utilizamos las estrellas S recientemente descubiertas para mostrar que el giro del agujero negro Sagitario A debe ser menor que el 10 por ciento de su valor máximo, correspondiente a un agujero negro que gira a la velocidad de la luz", dijo Loeb. "De lo contrario, los planos orbitales comunes de estas estrellas no permanecerían alineados durante su vida, como se ve hoy".
Los resultados de la investigación también apuntan a otro detalle importante: es poco probable que Sagitario A tenga un chorro. "Se cree que los chorros funcionan con agujeros negros giratorios, que actúan como volantes gigantes", dijo Loeb, y Fragione agregó que, "de hecho, no hay evidencia de actividad de chorro. El próximo análisis de datos del Event Horizon Telescope arrojar más luz sobre este tema".
El hallazgo, publicado en The Astrophysical Journal Letters, se publicó pocos días antes del anuncio del Premio Nobel de Física 2020, que fue otorgado en parte a los científicos Reinhard Genzel y Andrea Ghez por su investigación innovadora que demostró que Sagitario A es un agujero negro. "Genzel y Ghez monitorearon el movimiento de las estrellas a su alrededor", dijo Loeb. "Midieron su masa, pero no su giro. Hemos derivado el primer límite estricto en el giro de Sagitario A", y agregó que el hallazgo no sería posible sin el trabajo original ganador del Premio Nobel de Genzel y Ghez.
Europa Press
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