La desorientación de la Estación Espacial Internacional también provocó que la nave Starliner de Boeing no viaje en su misión del 30 de julio.
Una activación imprevista de los propulsores del nuevo módulo ruso Nauka tras acoplarse a la Estación Espacial Internacional, provocó que el complejo orbital se desorientara temporalmente. Los equipos de tierra han recuperado el control de actitud y el movimiento de la estación espacial es estable.
Tras el acoplamiento este 29 de julio del Módulo de Laboratorio Multipropósito (MLM), llamado Nauka, a la Estación Espacial Internacional a las 13.29 UTC, los cosmonautas rusos a bordo de la estación espacial realizaron controles de fugas entre Nauka y el módulo de servicio.
A las 16.45 UTC, el equipo de control de vuelo notó la activación no planeada de los propulsores de MLM que "causaron que la estación se desorientara. Los equipos de tierra han recuperado el control de actitud y el movimiento de la estación espacial es estable", explica la NASA en un comunicado.
"La tripulación nunca estuvo ni corre peligro alguno, y los controladores de vuelo de Control de Misión en Houston están monitoreando el estado de la estación espacial", añade la agencia espacial estadounidense.
Retraso del Starliner
Debido a este contratiempo, la NASA y Boeing han optado por retrasar al 3 de agosto el lanzamiento previsto este 30 de julio de la segunda misión de prueba de vuelo orbital (OFT-2) de la nave tripulable Starliner, con el fin de dar tiempo para las comprobaciones en el complejo orbital y el módulo Nauka.
La cápsula reutilizable intentará realizar su primer acoplamiento exitoso con la estación, debido a que, en diciembre del 2019, voló y, por un error en los relojes, no pudo realizar la conexión, regresando a la Tierra horas después.
Con información de Europa Press
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