Michael Collins fue el tercer miembro de la primera misión tripulada a la Luna, pero, a diferencia de Neil Armstrong y Buzz Aldrin, él no alunizó con ellos.
Este miércoles 28 de abril, Michael Collins, el tercer miembro de la histórica misión Apolo 11 en la que sus compañeros, Neil Armstrong y Buzz Aldrin, caminaron por primera vez en la Luna, falleció a los 90 años.
Michael Collins, nacido en Roma el 31 de octubre de 1930, es conocido habitualmente como “el tercer olvidado”, pero, aunque no pasó a los anales de la historia por ser protagonista del alunizaje, su papel fue muy importante durante la misión.
El Apolo 11 es de 3, no de 2
El Apolo 11 salió a órbita el 16 de julio de 1969, impulsado por un cohete Saturno V desde Cabo Kennedy en Florida, Estados Unidos.
Neil Armstrong era el comandante de la misión; Buzz Aldrin, el piloto del módulo lunar LEM (también llamado Eagle), y Michael Collins, el piloto del módulo de mando (también llamado Columbia).
Ellos llegaron a la Luna el 20 de julio y permanecieron en órbita horas antes para el hecho histórico.
Tras las maniobras de posicionamiento y vuelo, Armstrong y Aldrin pasaron del módulo de mando al LEM, dejando solo a Collins en el Columbia.
Completada la decimotercera órbita lunar y encontrándose en la cara oculta con las comunicaciones con Houston interrumpidas, Mike Collins accionó el mecanismo de desconexión y el Eagle comenzó a separarse de su compañero de viaje.
Con unos cuantos disparos de los propulsores de posición, el Columbia se retiró, permitiendo al Eagle realizar la complicada maniobra de descenso hacia la superficie lunar. Esta maniobra comenzó con un encendido de quince segundos con el motor trabajando al 10 %, seguido de quince segundos más al 40 %. Con este encendido consiguen abandonar la órbita de la Luna e iniciar una lenta trayectoria de caída hacia la superficie.
Mientras Armstrong y Aldrin coordinaban los pormenores para la hazaña, Collins daba el visto bueno para la maniobra de descenso final o PDI, consistente en activar por segunda vez el motor del LEM.
Cuando ellos, por fin, tocaron la superficie de la Luna, Michael Collins seguía en órbita en el módulo de mando y servicio con un ángulo muy rasante. Cada paso en órbita, de un horizonte a otro, solo duraba seis minutos y medio, pero, desde semejante altura no era capaz de ver a sus compañeros.
Pero, tenía otra vista. "Sobre el vuelo en sí, lo que más recuerdo es la vista del planeta Tierra ... brillante, hermosa, serena y frágil".
Posteriormente, para el regreso, el Eagle regresó a órbita para acoplarse con el Columbia y tener el viaje de regreso.
Michael Collins no pisó la Luna, pero la orbitó por 30 veces. Con su llegada, Collins fue la cuarta persona en hacer un paseo espacial, la primera en hacer más de uno y la segunda, tras su compañero Young, en orbitar en solitario la Luna.
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