A través de un experimento con laberintos, investigadores compraron su hipótesis sobre la orientación celular con amebas, células pancreáticas y células cancerígenas.
Cuando el cuerpo se lesiona, como cuando se hinca con una aguja, el sistema inmunológico responde enviando glóbulos blancos para matar cualquier bacteria que pueda estar tratando de entrar a través de la herida. Pero, ¿cómo saben las células cómo encontrar la herida?
Un equipo de investigadores del Reino Unido ha descubierto cómo las células pueden viajar con tanta precisión a través del cuerpo humano y han desarrollado una teoría que probaron usando laberintos. El estudio fue publicado en Science.
Los científicos teorizaron que ciertas células navegan al descomponer quimioatrayentes que están cerca de ellas. Luego detectan el grado en que se reponen los quimioatrayentes y, lo que es más importante, en qué dirección. Al observar la posición de los nuevos quimioatrayentes, pueden avanzar hacia el destino deseado. Por ejemplo, un glóbulo blanco que se abre camino hacia una herida al encontrar una bifurcación en la carretera elegiría el camino con la mayor cantidad de quimioatrayentes o los más nuevos después de descomponerlos en ambas direcciones.
Para probar su teoría, los investigadores primero crearon modelos de computadora para probar su solidez. Hacerlo los convenció de que estaban en el camino correcto. A continuación, grabaron una serie de pequeños laberintos en chips de silicio, agregaron quimioatrayentes y luego dejaron caer amebas del suelo que se sabe que navegan. Luego vieron cómo las amebas descomponían los quimioatrayentes que encontraron en su camino y luego continuaron su camino en la dirección en la que los nuevos quimioatrayentes reemplazaban a los viejos. Descubrieron que las amebas eran muy buenas para encontrar su camino a destinos en laberintos relativamente simples, pero eran menos hábiles en los que eran más complicados y tenían largos callejones sin salida. Aun así, casi la mitad de los examinados lograron abrirse camino.
Los científicos de la Universidad de Glasgow también sometieron a células pancreáticas a este método, por lo que finalmente pudieron confirmar su hipótesis de que las células se dirigían a sí mismas en la dirección con la mayor concentración de quimioatrayentes como un proxy para averiguar de qué dirección vinieron.
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