Disney se ha enfocado en volver a llevar a la gran pantalla a sus clásicos en versión live action. En su 25 aniversario, le tocó el turno a "El Rey León", ¿era necesario?
Es el ciclo de la vida o, mejor dicho, el ciclo de la vida comercial. Iniciado el siglo XXI, Disney ha decidido llevar nuevamente al cine a sus clásicos -de "Dumbo" a "La Bella y la Bestia"- en versión live action. En su 25 aniversario, le tocó el turno a "El rey león" que ya se encuentra en cartelera desde este jueves 18; pero ¿era necesario?
Mientras que otros títulos han buscado darle una vuelta de tuerca a la historia ("Maléfica" se enfoca en la villana y "Aladino" se sumó a la lucha por la igualdad femenina), la historia de Simba es una copia (casi) escena por escena de la original.
El pequeño león vuelve a ser testigo de la muerte de su padre (James Earl Jones retoma la voz de Mufasa en "El Rey León") producto de la villanía de su tío Scar quien busca convertirse en rey. Después de años de exilio, Simba deberá regresar para tomar su lugar en el ciclo de la vida y enderezar las fechorías del tío hambriento de poder.
Jon Favreau (también director de "El libro de la selva") hace uso de la tecnología para darle al espectador escenas fotorealistas y casi indistinguibles de lo real. Visualmente es un deleite y nos convence de que un suricato y un jabalí pueden ponerse a cantar como si fuera cosa de todos los días.
Pero, al lucir tan reales, como si fuera un documental de Nat Geo, la cinta de Disney pierde la emoción y el corazón de los trazos a mano. "El Rey León" es un clon que se disfruta, pero que pierde en chispa y originalidad.
Las canciones que hicieron popular al original siguen presentes así que si puede ir a verlo en su idioma original (con las voces de Donald Glover y Beyoncé, a la que le dan la nueva canción "Spirit") no lo dude.
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