La nueva película del británico Alex Garland muestra la debacle de Estados Unidos y los de un equipo de periodistas por lograr el registro de dicha caída sin dejar de lado los conflictos internos de los personajes, además de la crudeza que plantea un escenario de guerra.
En un contexto de polarización que crece constantemente a través de las redes sociales de cara al nuevo proceso electoral en Estados Unidos, el británico Alex Garland presenta su nueva película Civil War, en la que dicho país de Norteamérica, de un futuro cercano, se encuentra sumido en un conflicto interno que es abordado desde la perspectiva de un equipo de prensa.
Dicho escenario distópico no es detallado ni se explica durante la historia, sino que esta se centra en el desarrollo de sus personajes, como la veterana fotoperiodista Lee Smith (Kirsten Dunst); el corresponsal de Reuters, Joel (Wagner Mura); la aspirante a fotógrafa de guerra Jessie Cullen (Cailee Spaeny) y el experimentado periodista Sammy (Stephen McKinley).
La trama sigue a este grupo de periodistas que deja una Nueva York desolada hacia Washington con el objetivo de obtener una última entrevista con el presidente estadounidense, un dictador que ve debilitado su tercer mandato con el pasar de los días y contra el cual se han levantado varios estados, entre los que destacan California y Texas, agrupados en un ejército denominado ‘Las fuerzas occidentales’.
Para ello emprenden un viaje en camioneta hacia la capital estadounidense durante el cual afrontan las circunstancias y horrores que se presentan en una zona de conflicto, como los ataques con misiles y drones que iluminan el cielo nocturno, como la paranoia de los civiles que buscan a balazos repeler cualquier amenaza exterior.
Conflicto del personaje
Es en este escenario donde se puede apreciar las motivaciones y perspectivas de los personajes principales, como en el caso del personaje de Dunst, quien reflexiona sobre el tiempo que lleva trabajando en conflictos en el exterior y cómo no se pudo impedir que su país llegue a ese punto.
Así, Garland contrapone las personalidades de Smith y Cullen, como maestra y aprendiz, pues mientras la primera tiene una visión más contemplativa e incluso introspectiva de la situación que deben afrontar, la más joven trata de demostrar su ímpetu, pese a que inicialmente estaba horrorizada por el conflicto.
Con estos personajes, Civil War realiza un comentario sobre el ejercicio del periodismo en tiempos de conflicto y cómo esta profesión puede llegar a imponerse sobre quienes la ejercen, que muchas veces dejan de lado la estabilidad emocional para lograr una historia.
Destaca también cómo Garland presenta las escenas de conflicto en esta cinta, con crudeza y sin obviar problemáticas actuales como la alienación, el extremismo y el racismo, temáticas que no son ajenas a otras cintas del director británico como Ex Machina (2014) o Men (2022).
Si bien Civil War se promociona como una cinta sobre la debacle de Estados Unidos, la historia prioriza el conflicto interno de su personaje principal y cómo este repercute en su entorno inmediato, sus tres acompañantes. Todo con el único objetivo de obtener la última historia de una nación destruida y del comienzo de una nueva.
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