Gregorio, una de las películas más recordadas del cine peruano, regresa a la gran pantalla en una versión remasterizada. En una entrevista para RPP, Alejandro Legaspi, uno de los fundadores del Grupo Chaski, reflexiona sobre el impacto duradero del título en su 40 aniversario.
Uno de los clásicos del cine peruano que captura la esencia de Lima en la década de 1980 regresa a la pantalla grande. Gregorio, la icónica película del Grupo Chaski protagonizada por Marino León, celebra cuarenta años desde su estreno con una versión restaurada y remasterizada, que está disponible solo en salas de cine.
La trama nos sumerge en la vida de un niño provinciano de 12 años que se ve obligado a emigrar con su familia desde un pequeño pueblo en los Andes hacia Lima. Tras la trágica muerte de su padre, se encuentra en la difícil situación de tener que trabajar en las calles y enfrentarse a la caótica y violenta ciudad mientras busca su propio camino.
El director Alejandro Legaspi, en una entrevista con RPP, reflexiona sobre la vigencia de los temas abordados en la película: la migración, la dinámica entre Lima y las provincias, y el racismo. "Son temas absolutamente vigentes", indica Legaspi, quien junto con Fernando Espinoza y Stefan Kaspar, dirigió esta película que llegó a los cines por primera vez un 7 de marzo de 1985.
¿Cómo ha cambiado la ciudad desde Gregorio?
Hoy, cuarenta años después del estreno de Gregorio, Legaspi indica que, aunque el racismo continúa siendo un trasfondo presente, "la importancia del migrante no es la misma" en nuestra sociedad. "El migrante ahora está empoderado, forma parte de Gamarra, es empresario. Ha ocupado un lugar importante", añade.
Del mismo modo, destaca que el quechua, que el protagonista debe abandonar al llegar a Lima, ahora es representado con mayor naturalidad. "El cine está retomando el quechua y la sociedad está retomando el idioma", apunta. "Recientemente, escuché a una señora realizar una transacción en quechua, español e inglés en el mercado. Esto hubiera sido impensable hace cuarenta años".
¿Qué pasó con Gregorio luego de la película?
Gregorio concluye con su protagonista revelando que regresó a casa después de escaparse y que su madre lo ha inscrito en la escuela, aunque asiste poco debido a su trabajo en la calle. "A veces tengo ganas...", nos dice reflexivo mirando a la cámara, pero no termina la frase. Cuarenta años después, Legaspi señala que tampoco tiene una respuesta clara porque "hay muchos Gregorios".
Sin embargo, sugiere que el personaje podría haber tenido una amplia gama de posibilidades, desde convertirse en emprendedor hasta incursionar en la política o adoptar posturas subversivas, especialmente considerando que la historia se desarrolla a principios de los años 80, en medio de la agitación de los movimientos terroristas y el creciente flujo migratorio hacia la capital.
El auge del cine peruano
Gregorio y Juliana, dos grandes títulos del Grupo Chaski, han sido referentes del cine peruano desde su estreno en la década de 1980. Desde entonces, la industria ha experimentado cambios significativos. "Una de las diferencias es que ahora se producen muchas más películas; en las provincias, la cantidad de producciones ha aumentado enormemente, aunque muchas de ellas no llegan a Lima".
Aunque advierte que "el cine que se producía antes era más interesante, salvo excepciones", muestra su desacuerdo con la propuesta para reducir el estímulo del Estado a la producción cinematográfica. "Hay películas que me parecen muy interesantes, pero creo que no son la mayoría. Ahora se trata de hacer un cine más comercial, menos reflexivo, pensando más en términos económicos", concluye.
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