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Ámbito Internacional: Rumbo al 28 de julio del 2021

El Perú debe tener en cuenta las variables que se mueven este año y el otro en el entorno internacional para potenciar de manera inteligente sus mercados extranjeros

Las proyecciones que se vienen presentado respecto a la recuperación económica reflejan un largo camino que tendremos que recorrer para tener un 2021 – 2022 con cifras positivas. En esta columna analizaremos algunos eventos internacionales que podrían tener un cierto nivel de impacto doméstico en el país, teniendo en cuenta que estamos cerca del Bicentenario.

Empecemos por las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Desde 1845 el primer martes de noviembre, cada cuatro años, se organiza el proceso electoral que define quien será el presidente de los Estados Unidos. Conocida como una elección indirecta, los colegios electorales son quienes definen los resultados.

Habrá que remarcar que estas elecciones se darán en un contexto muy sensible a temas raciales, con la presencia de movimientos como “Black Live Matters” y “Alt-Right”. Estas elecciones podrían ser un punto de inflexión importante para la política norteamericana, el voto popular podría tener un efecto significativo sobre el voto indirecto, y eso repercutiría en una mayor presencia política de las minorías marginadas.

Ya iniciado este año electoral, la duda para el votante norteamericano es si el candidato demócrata, Joe Biden, es o no proclive a representar a dichas minorías. Al no ver una estrategia clara, es difícil competir contra el avance del “patriotismo radical” expuesto por Donald Trump durante su mandato.

A los demócratas (tanto el establishment como sus partidarios) solo les queda jugar en el terreno marcado por el partido republicano. Es así como Biden ha apostado por una mirada hacia la reconstrucción económica desde adentro. Al final esta competencia electoral presenta dos caras de la misma moneda. La priorización de la economía doméstica y la recuperación de la clase media norteamericana. Esto sugiere que habrá que rastrear la evolución de ambas campañas presidenciales y tener clara la retórica que se establecerá para entender cuáles son las diferencias que permitan diferenciar programáticamente entre ambos candidatos.

¿Qué tanto pueden afectar estas elecciones a la región y al Perú? Podría ocasionar un impacto rezagado dado que las elecciones presidenciales en EE. UU. son en noviembre de 2020, y en el país serán en abril de 2021. Los discursos enfocados en la reconstrucción y la recuperación interna se presentarían como insumos para plantear propuestas que pueden transformarse en barreras de entrada, y no permitan el desarrollo de mercados extranjeros.

Hay que recordar que la promesa electoral estará basada en la recuperación de la economía doméstica. Esto al final puede generar un exceso de intervención estatal o llevarnos a los extremos de retóricas discriminatorias en favor de beneficiar a un grupo específico.

Otro escenario a considerar es la reforma política pendiente en Chile. Varios meses antes de la propagación de la COVID-19, Chile ya estaba pasando por una prolongada tormenta. Una de ellas fue la protesta generalizada a causa de la falta de entendimiento entre la clase política y la clase media. Este se quebró por el incumplimiento de un modelo económico que prometía una mejora en la calidad de vida, que terminó siendo un sueño frustrado. 

En medio de la crisis de confianza y popularidad, la clase política reaccionó rápidamente proponiendo cambios constitucionales para desarrollar una mejora en el estado de bienestar de las familias chilenas. La idea era desarrollar un nuevo pacto político con la ciudadanía, y que este fuera confirmado o rechazado mediante referéndum. El presidente Sebastián Piñera buscaba recuperar así la confianza de la población y de los mercados internacionales, perpetuando la promesa de que Chile tiene condiciones óptimas para el desarrollo de negocios internacionales.  

Este proceso político iba a dar inicio a un llamado a la población a votar y dar su veredicto de “cambio sí” o “cambio no”. Sin embargo, el contexto de la COVID -19 postergó dicho proceso que está a la espera de retomarse.

En esta columna analizaremos algunos eventos internacionales que podrían tener un cierto nivel de impacto doméstico en el país, teniendo en cuenta que estamos cerca del Bicentenario.
En esta columna analizaremos algunos eventos internacionales que podrían tener un cierto nivel de impacto doméstico en el país, teniendo en cuenta que estamos cerca del Bicentenario. | Fuente: Andina

¿Cómo afecta esto al Perú? Pues, sin duda, la discusión de cambios en la Constitución, en especial el capítulo económico, continúa en debate dentro de la esfera peruana. Es importante ver cómo las fuerzas políticas, con miras al 2021, pueden utilizar el mismo argumento como una propuesta electoral del año del Bicentenario. La noción de “refundar” el país para hacer un nuevo pacto social puede ser tentador, pero al mismo tiempo riesgoso.

Aquí la comparación con Chile es necesaria, mientras el país del sur ha invertido años en construir cierta solvencia institucional que le permite apalancarse y mostrar a los mercados externos una menor percepción de riesgo; en Perú ocurre lo contrario, todavía tiene instituciones débiles y precarias, y como resultado la percepción de riesgo aumentaría.

Es importante ver lo avances en la reforma constitucional que hará Chile y se tendrá que hilar fino, ya que correrá como un ejercicio en paralelo con el año electoral que tendrá el Perú. En este punto, se tendrá mucho aprendizaje de cómo se forjan las instituciones. La clase política peruana deberá mirar atentamente este proceso, de ser el caso, las promesas de refundaciones por el Bicentenario serán profusas y vacías, alejando más a la población de la construcción de un proyecto institucional.

Finalmente, tampoco hay que descuidar la mirada en China. Difícil saber cuándo se iniciará la era pos-COVID-19, lo que si queda claro es que será un derrotero para definir una nueva aproximación con el país asiático. Según el World Economic Forum, para el 2024 China podría sobrepasar económicamente a los Estados Unidos. Esta premisa pone los ojos sobre esta nación en cada acción que se realice dentro del sistema internacional.

No es de extrañar que, en los últimos años, China ha estado expuesta a varios eventos. Por ejemplo, enfrascada en una guerra comercial, el cuestionamiento de sus intenciones a nivel corporativo (caso Huawei), problemas internos territoriales (protestas en Hong Kong). Además, su poca colaboración y transparencia en el caso de la actual pandemia deja mucho que desea. Esto indica que si China quiere ser un miembro creíble con intenciones de convertirse en un “rule maker” (hacedor de reglas), debe cambiar su estrategia de aproximación.

Sin embargo, más allá del tema económico, el desarrollo de otras plataformas serán necesarias para lograr el objetivo de recuperar la confianza dentro del sistema internacional. Si China quiere ser tomada en serio, la aproximación al área del Pacifico debe ser una realidad. Dentro de un contexto económico adverso, esto será complicado. Sin embargo, el ejercicio de cooperación a nivel monetario y técnico deberían ser parte de una estrategia clara.

Aquí la pregunta es reenfocada: ¿Qué quiere el Perú de China? Dentro de ese amplio contexto, el Perú ha seguido cultivando una relación positiva con ese país. Incluso ha recuperado su posición competitiva en el intercambio comercial, dejando un saldo positivo en los últimos tres años.

Desde la mirada occidental, todas las potencias han cuestionado los avances de China e, incluso, su mirada en torno a políticas de privacidad y seguridad nacional es crítica. Países pequeños como Perú hacen la acción de “bandwagoning” (adherirse a la posición de otra potencia mundial); sin embargo, la adhesión en favor de posiciones como la de los Estados Unidos podría complicar nuestra relación comercial con la nación asiática. Una posición neutra podría generar presiones innecesarias.

Con el horizonte puesto en 2021, es importante saber ajustar nuestra relación política – económica con China (en 2019 se celebraron 10 años de relación comercial) y esa pauta debería marcar el inicio de nuevos proyectos que fortalezcan una mayor y mejor cooperación. Si China quiere ser un hacedor de reglas, el Perú debe mirar eso como una oportunidad para afianzar su posición a futuro. Aquí se deja una pregunta abierta: ¿El Bicentenario es la oportunidad para “refundar” nuestra visión internacional ad-portas del posicionamiento de nuevos líderes emergentes?

Quisiera indicar que estos puntos no tienen un nivel de importancia específico y tampoco son excluyentes.

El Perú, próximo a celebrar su Bicentenario, debe reflexionar sobre su capacidad de ser permeable ante eventos fuera del territorio nacional. Los tres procesos mencionados líneas arriba deben analizarse bajo la óptica de la persuasión e impacto en el quehacer diario del Perú.

Asimismo, es importante generar puntos de debate e inflexión. Bajo esa línea, el Perú dejará de ver al mundo internacional como un sistema de imposiciones y más bien como uno de oportunidades.

NOTA: “Ni el Grupo RPP, ni sus directores, accionistas, representantes legales, gerentes y/o empleados serán responsables bajo ninguna circunstancia por las declaraciones, comentarios u opiniones vertidas en la presente columna, siendo el único responsable el autor de la misma.

Profesor de Negocios Internacionales de la Universidad del Pacífico. Es Master of Science en Política y Relaciones Internacionales por Aberystwyth University (Gales – Reino Unido) y licenciado en Economía por la Universidad del Pacífico. Coordinador del curso de Proyección Social del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas.

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