Existe un silencio en la academia, en los medios, en la calle y en los tomadores de decisiones acerca de un progresivo regreso a clase. Es un tema espinoso porque implica mucha desinformación, pero principalmente porque “afecta” directamente la vida de las familias. Según la literatura científica hay cierto riesgo de contagio a partir de la presencia de los niños y adolescentes en las aulas. La discusión no transcurre en que si debería ocurrir o no. Todo lo contrario, la discusión gira en torno al cómo, al por qué, a quiénes son los más vulnerables o cuáles son los mejores escenarios. Lamentablemente, la sociedad civil discute en un monólogo sordo muchas veces nutrido de argumentos a medias o falacias que muchas veces son ampliamente difundidas. No deberíamos dejar que esta situación sea dejada de lado. Todos debemos comprarnos el problema porque es más que evidente que estamos afectando el futuro de muchos niños y niñas como consecuencia del cierre escolar.
Enhorabuena ocurre una reapertura semipresencial en algunas regiones, pero sigue existiendo el miedo justificado que no permite realizar una reapertura híbrida correcta que abrace ambas modalidades y que complemente una formación sólida en más lugares del país. Seamos sinceros, en palabras de Jaime Saavedra “la escuela es un espacio que para muchos chicos puede ser el único lugar de aprendizaje” ya que, para los estudiantes con mayores recursos, quizás la casa sí es un lugar de aprendizaje y estímulo. No volteemos la mirada frente a esta realidad: un espacio de formación no es un metro cuadrado –en el mejor de los casos– en una esquina del hogar donde la bulla externa como interna martillan el proceso cognitivo. No lo fue nunca ni lo será. No obstante, es importante manifestar en todos los medios posibles que el regreso a clases debe de ser discutido tratando de asegurar las mejores condiciones posibles para dicho retorno.
La reapertura de colegios ha sido pensada desde hace meses en el gobierno anterior, pero lamentablemente al día de hoy no observamos una política clara y concreta acerca de esta situación. Como mencionaba, la discusión debe de ser abierta e inclusiva. Es importante tomar en cuenta lo que dice la ciencia y lo que dice la sociedad civil a partir del conocimiento de esta. Según Jenófanes, la opinión se debería encontrar disponible y debería ser aceptada cuando se corresponde con cómo son realmente las cosas. Al respecto, es tarea del gobierno, la academia y los medios es brindar mecanismos que faciliten la toma de decisiones, es decir, nutrir de información basada en evidencias a la ciudadanía.
No hay que olvidar que nuestro futuro depende de lo que se haga o se deje de hacer ahorita mismo. Muchos niños y niñas no encontraron la oportunidad de acceder a clases virtuales, lo sabemos debido a la tasa alta de deserción escolar. Han sufrido un profundo abandono al no verse incluidos en un programa escolar acorde a su variada realidad tanto geográfica como social. No habría que dejar esta discusión pendiente por tanto tiempo, es urgente discutirla con la verdad, una que tome en cuenta la evidencia científica como también la realidad del docente, los alumnos y alumnas.
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