La sociedad puneña de inicios del siglo XX estaba marcada por una profunda desigualdad. Los indígenas, que constituían la inmensa mayoría de la población, vivían en condiciones de extrema pobreza y eran explotados por los gamonales (grandes propietarios de tierras). De ahí que los indígenas estuvieran sometidos a jornadas laborales extenuantes en las haciendas, con salarios mínimos y sin derechos. Esta situación de descontento, unida a otras cuestiones, como el creciente sentimiento etnonacionalista y el deseo de recuperar su identidad cultural, sumado a la influencia de las ideas indigenistas, generaron un profundo malestar entre la población y crearon las condiciones para una revuelta de carácter mesiánico y utopista.
En ese sentido, “La rebelión de Rumi Maqui. Indigenismo y utopía en Puno (1915-1917)” (Universidad de Lima, 2024) del historiador peruano, Luis Bustamante Otero, se presenta como un significativo aporte bibliográfico que nos permite conocer el proceso de las rebeliones indígenas en nuestro país. Esta obra de Bustamante está dividida en tres capítulos: Las políticas de gobierno y la situación campesina puneña en el temprano siglo XX (1908-1919), En torno a una perspectiva historiográfica de la sublevación de Rumi Maqui y Conflicto y revuelta en el Altiplano: el caso de la sublevación de Rumi Maqui (1915-1916). En cada uno de ellos, el autor de forma documentada y rigurosa nos muestra un conocimiento pormenorizado y notable sobre el proceso integral de esta rebelión. Además, vincula la insurrección estudiada con categorías culturales y políticas, que nos permiten visualizar la situación peruana de inicios del siglo XX.
Investigador serio, Bustamante nos recuerda la visión que se erigió sobre Rumi Maqui por muchos años, desde diversas historiografías e ideologías: “Hay un halo romántico en la manera como se construye la imagen histórica de Rumi Maqui. El militar que luchará junto a Cáceres en la guerra con Chile, que denunciará los abusos y tropelías, sufridas por las poblaciones indígenas en Chucuito, que investigará y denunciará como comisionado gubernamental los sucesos de Samán y que, finalmente, logrará colocarse a la cabeza de un levantamiento campesino de grandes proporciones en 1915, termina convirtiéndose en símbolo asociado a la lucha campesina por la tierra, al combate contra el gamonalismo y la injusticia, así como la idea equívoca de restauración del Tahuantinsuyo.
En suma, un apóstol de la redención social no exento de cierto exotismo. Incluso un motivo de orgullo identitario” (p. 53 y 54). De este modo, el autor elabora, en este libro, una perspectiva que se distancia de la figura mitológica de Teodomiro Gutiérrez, y contextualiza su presencia a partir de la situación en la que se dio su levantamiento, y de los conceptos fundamentales de su momento. Esto es esencial, más aún, cuando en la reconstrucción colectiva de la memoria histórica se producen luchas y batallas muy importantes. Sustancial libro, sin duda.
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