José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, fue ejecutado un 18 de mayo de 1781 por los españoles en el Cusco. Años después, José María Arguedas le compondría a su memoria un bello relato que aquí compartimos.
Una de las gestas preindependentistas más importantes de la historia del Perú sin duda ha sido la de Túpac Amaru II, José Gabriel Condorcanqui, quien murió decapitado en la Plaza Mayor del Cusco luego de que el ejército Realista lo capturara y ordenara también la ejecución de su familia.
La insanía y crueldad con la que lo ajusticiaron ha sido recogida por diferentes cronistas e historiadores. Condorcanqui, hombre de posición acomodada y con estudios avanzados para la época, fue el gestor de una de las rebeliones más importantes en América Latina donde en 1780 ya había capturado y ejecutado al corregidor Antonio de Aliaga.
El génesis de la gesta no estuvo en contra de la Corona sino de los corregidores, el abuso y la explotación al que era sometido el indio y por el que no recibía beneficio alguno. Su mujer, Micaela Bastidas, fue pieza importante en su intento por independizar la patria y a toda Latinoamérica al reclutar personas y brindar apoyo logístico.
Pero en 1781 es capturado por los Realistas y sometido a tortura. Vio morir en la Plaza Mayor del Cusco a sus hijos y a su mujer, Bastidas, para que luego le cortasen la lengua y lo ataran a cuatro caballos que tiraron de él. Su fortaleza física sorprendía a toda la plaza que según algunos cronistas se cubrió de nubes negras cuando la ejecución.
Al no poder matarlo, lo decapitaron y posteriormente lo desmembraron. Lo que quedaron de sus extremidades fueron llevadas a distintas plazas en provincias del Cusco. Su cabeza fue ensartada en una espada y expuesta en el centro. La rebelión indígena había acabado y una vez más el indio había sido sometido cruelmente.
ARGUEDAS Y TÚPAC AMARU
Este mismo dolor que generación a generación ha legado la opresión del indio fue tomado por José María Arguedas, precursor del indigenismo y una de las plumas más prolíficas de la literatura nacional. Vivió entre ellos y entendió la cosmovisión del mundo andino, materia prima de sus excelentes obras.
Y dentro de esta, un himno, una canción, un lamento indígena hacia la epopeya fallida de Túpac Amaru fue escrito por él y registrada en su voz a través del cual expresa el pensamiento de generaciones. Fue dedicado a los indios que estuvieron con él en sus primeros años y también a uno de los héroes más grandes de la historia del Perú. El vídeo fue subido por el usuario Partz 2000 en Youtube.
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