Dos libros inéditos que han sido publicados muestran las luces y sombras del hispanista.
Estos inéditos son la alegoría dramática "El señor del castillo y su prisionero", escrita en 1949, y los aforismos reunidos en "Él", que dejan ver a un Brenan octogenario, "de vuelta de todo" y con ganas de hacer "un balance crítico, honesto y sincero de toda una vida intensa, en lo literario y en lo personal", relató a EFE Carlos Prangen, custodio de una parte del legado del hispanista.
Ambos textos, inéditos también en inglés, aparecerán juntos en un volumen bilingüe que la editorial Alfama publicará en marzo, editados, traducidos y prologados por Carlos Prangen, hijo de Linda Nicholson, secretaria y gran amiga del escritor.
El autor de "La faz de España" llegó en 1920 a España y encontró en el pueblecito de Yegen, en las Alpujarras de Granada, "el estilo arcádico de vida" que buscaba.
"¿Cómo, con unas capacidades mentales de segunda clase y una memoria pobre, he llegado a ser un escritor al que puedan respetar lectores inteligentes?". A esta pregunta, que Brenan (1894-1987) se hizo durante años, trata de responder en los pensamientos autobiográficos de "Él".
Unos pensamientos formulados en tercera persona "para reforzar seguramente el distanciamiento y la objetividad", señaló Prangen.
Brenan tenía ochenta años cuando escribió estos aforismos "en un arranque de brutal sinceridad consigo mismo, con humor y con mucha flema británica", recordó Prangen.
En ellos habla de sus razones para dedicarse a la literatura, de sus miedos infantiles, sus relaciones con las mujeres, sus problemas con el dinero y de su fracaso como novelista, que lo llevó a la autobiografía.
Este hombre, al que Carlos Prangen recuerda "siempre leyendo y metido en su mundo", se levantaba cada mañana "sintiendo que no sabía nada", como dice en uno de sus aforismos, y suponía que se había hecho escritor "porque no podría haberse dedicado a otra cosa".
Brenan tuvo gran éxito en 1943 con "El laberinto español", un ensayo sobre los antecedentes de la Guerra Civil (1936-39), pero en su vejez pensaba que ninguno de sus libros pasaría a la posteridad.
"Sólo aquellos que han escrito una obra maestra pueden esperar eso", afirma el hispanista en sus aforismos, en los que se describe como un ser "con balbuceo mental", "despistado", "buscarruidos", tímido y "propenso a las obsesiones".
Muy crítico a veces, Brenan se define como "petulante y ufano", pero también dice que había etapas en las que sentía "un deseo de desaparecer, de desvanecerse" y de que "todos sus libros fueran eliminados de las bibliotecas", aunque, al mismo tiempo, continuaba escribiendo sus memorias.
"Esa forma de ser tan crítica es muy anglosajona", según Prangen, para quien "los ingleses tendrán muchos defectos, pero son muy sinceros".
Brenan fue siempre "un escritor de arrebatos de inspiración seguidos por largos períodos de sequía", y "El señor del castillo" nació en 1949 de "uno de esos arranques intempestivos, casi enfermizos", durante los cuales "apenas dormía ni comía".
Protagonizado por Emanación, que simboliza el espíritu de la poesía, y por Razón, que personifica el orden, este drama poético en tres actos refleja "la tormentosa relación" que el escritor mantuvo con su padre.
Un padre quien "nunca entendió que su hijo quisiera dedicarse a un oficio tan inútil como las letras", afirmó el albacea, que ha dedicado diez años a recuperar estos libros de Brenan y otros inéditos que también publicará Alfama.
Porque "El señor del castillo" y "Él" no son las únicas novedades relacionadas con este escritor.
En los próximos meses llegará a las librerías "Pensamientos en una estación seca", con cinco capítulos inéditos; y también se publicarán varios relatos cortos, además del diario de Brenan sobre Dora Carrington, la mujer más importante de su vida y "causa de mucha felicidad y de mucha tristeza", como el escritor confiesa en su "Memoria personal".
Efe
Ambos textos, inéditos también en inglés, aparecerán juntos en un volumen bilingüe que la editorial Alfama publicará en marzo, editados, traducidos y prologados por Carlos Prangen, hijo de Linda Nicholson, secretaria y gran amiga del escritor.
El autor de "La faz de España" llegó en 1920 a España y encontró en el pueblecito de Yegen, en las Alpujarras de Granada, "el estilo arcádico de vida" que buscaba.
"¿Cómo, con unas capacidades mentales de segunda clase y una memoria pobre, he llegado a ser un escritor al que puedan respetar lectores inteligentes?". A esta pregunta, que Brenan (1894-1987) se hizo durante años, trata de responder en los pensamientos autobiográficos de "Él".
Unos pensamientos formulados en tercera persona "para reforzar seguramente el distanciamiento y la objetividad", señaló Prangen.
Brenan tenía ochenta años cuando escribió estos aforismos "en un arranque de brutal sinceridad consigo mismo, con humor y con mucha flema británica", recordó Prangen.
En ellos habla de sus razones para dedicarse a la literatura, de sus miedos infantiles, sus relaciones con las mujeres, sus problemas con el dinero y de su fracaso como novelista, que lo llevó a la autobiografía.
Este hombre, al que Carlos Prangen recuerda "siempre leyendo y metido en su mundo", se levantaba cada mañana "sintiendo que no sabía nada", como dice en uno de sus aforismos, y suponía que se había hecho escritor "porque no podría haberse dedicado a otra cosa".
Brenan tuvo gran éxito en 1943 con "El laberinto español", un ensayo sobre los antecedentes de la Guerra Civil (1936-39), pero en su vejez pensaba que ninguno de sus libros pasaría a la posteridad.
"Sólo aquellos que han escrito una obra maestra pueden esperar eso", afirma el hispanista en sus aforismos, en los que se describe como un ser "con balbuceo mental", "despistado", "buscarruidos", tímido y "propenso a las obsesiones".
Muy crítico a veces, Brenan se define como "petulante y ufano", pero también dice que había etapas en las que sentía "un deseo de desaparecer, de desvanecerse" y de que "todos sus libros fueran eliminados de las bibliotecas", aunque, al mismo tiempo, continuaba escribiendo sus memorias.
"Esa forma de ser tan crítica es muy anglosajona", según Prangen, para quien "los ingleses tendrán muchos defectos, pero son muy sinceros".
Brenan fue siempre "un escritor de arrebatos de inspiración seguidos por largos períodos de sequía", y "El señor del castillo" nació en 1949 de "uno de esos arranques intempestivos, casi enfermizos", durante los cuales "apenas dormía ni comía".
Protagonizado por Emanación, que simboliza el espíritu de la poesía, y por Razón, que personifica el orden, este drama poético en tres actos refleja "la tormentosa relación" que el escritor mantuvo con su padre.
Un padre quien "nunca entendió que su hijo quisiera dedicarse a un oficio tan inútil como las letras", afirmó el albacea, que ha dedicado diez años a recuperar estos libros de Brenan y otros inéditos que también publicará Alfama.
Porque "El señor del castillo" y "Él" no son las únicas novedades relacionadas con este escritor.
En los próximos meses llegará a las librerías "Pensamientos en una estación seca", con cinco capítulos inéditos; y también se publicarán varios relatos cortos, además del diario de Brenan sobre Dora Carrington, la mujer más importante de su vida y "causa de mucha felicidad y de mucha tristeza", como el escritor confiesa en su "Memoria personal".
Efe
Comparte esta noticia