Las medidas de austeridad, que incluyen el despido de unos 27.000 empleados públicos, siguen siendo altamente impopulares entre los griegos.
Los trabajadores del sector público de Grecia realizaban el miércoles una huelga en protesta contra unas nuevas medidas de austeridad y despidos, alterando el transporte local, los vuelos y el funcionamiento de las escuelas y oficinas de impuestos.
La paralización de 24 horas es la última de una serie de protestas lanzadas desde septiembre contra un paquete de recortes salariales y alzas de impuestos que exigen los prestamistas internacionales de Grecia como el precio a pagar por los créditos para que el país pueda seguir a flote.
La huelga fue convocada por el sindicato ADEDY, que representa a alrededor de medio millón de empleados públicos, o un cuarto de la fuerza laboral del país.
"Exigimos que el Gobierno cambie estas políticas injustas que golpean a los trabajadores y matan al sector público", dijo el jefe de ADEDY, Costas Tsikrikas. "Esperamos una gran participación en la huelga", agregó.
Miles de maestros, médicos y empleados municipales saldrán a las calles y se congregarán en el centro de Atenas hacia el mediodía, aunque la participación podría ser menor que en las protestas del mes pasado, antes de la aprobación parlamentaria del paquete de austeridad.
Las medidas, que incluyen el despido de unos 27.000 empleados públicos, siguen siendo altamente impopulares entre los griegos que dicen que la sociedad se fractura bajo el peso de los recortes de gastos y alzas impositivas que afectan principalmente a la clase media.
Pero las marchas han perdido un poco de impulso desde que se aprobó la ley de austeridad y Atenas recibió un demorado tramo de ayuda de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, evitando el riesgo de la bancarrota nacional.
La policía desplegó unos 2.000 oficiales el miércoles en Atenas, pero las autoridades dijeron que no anticipaban hechos de violencia serios.
El Gobierno ha suplicado a los griegos que acepten los recortes y prometió que serán los últimos. Pero eso convenció a pocos en una nación donde la desocupación ha superado el 26 por ciento y la pobreza va en alza.
REUTERS
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