El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentó el ranking a nivel Global y advierte que en Perú las desigualdades continúan siendo generalizadas y aún existen grandes diferencias territoriales.
Las condiciones de vida de los peruanos han mejorado en el último año pese al menor crecimiento económico. El Perú escaló siete posiciones en el ranking del Índice de Desarrollo Humano (IDH) de las Naciones Unidas y se ubicó en el puesto 82 entre 189 países.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó El Informe Global sobre Desarrollo Humano 2019, que pone los reflectores en tres dimensiones fundamentales para el desarrollo: educación salud e ingreso económico.
Según el informe, la expectativa de vida de los peruanos subió de 75.2 a 76.5 años, la expectativa de años de escolaridad se mantuvo en 13.8 años, pero el promedio de años de estudio mejoró de 9.2 a 9.8 años. Así también, el ingreso promedio por persona pasó de US$11,789 al año a US$12,323.
“Aunque el avance ha sido importantísimo, al ser ajustado por desigualdad, el índice demuestra que hasta 20% del desarrollo humano global se perdió en el 2018 a causa de este factor”, menciona el informe.
Y Perú no escapa a esta narrativa pues, a pesar de haber experimentado un progreso sostenido en su índice de desarrollo humano en los últimos años, las desigualdades continúan siendo generalizadas y aún existen grandes diferencias territoriales en dimensiones más allá del ingreso económico.
Según “El reto de la igualdad”, estudio publicado por el PNUD Perú en noviembre de este año, las mejoras se concentran en la costa y particularmente en Lima, quedando rezagadas la mayor parte de los espacios de la sierra alta y la selva. Sin embargo, los departamentos con mayor desarrollo humano, como Lima, Arequipa, Tacna, Moquegua y La Libertad; son, a su vez, los más desiguales.
Impactos al futuro
Una nueva generación de profundas desigualdades en desarrollo humano vinculadas con las capacidades aumentadas está surgiendo, y dos transformaciones sísmicas en el panorama global están íntimamente vinculadas a estas nuevas dinámicas: la crisis climática y la transformación tecnológica. Aspectos que, sin duda, impactarán, sin precedentes, en el aumento de las desigualdades en el país.
El Perú es uno de los países más vulnerables del mundo ante el cambio climático. Cuando se analiza, por ejemplo, las proyecciones vinculadas a acceso a agua limpia, la necesidad de actuar hoy se hace evidente: menos del 2% del agua dulce existente en el país discurre hacia la cuenca del Pacífico, pero en esta región habita el 70% de la población.
"Este desbalance se agrava si se tiene en cuenta que más de tres cuartas partes del abastecimiento del agua en la costa peruana proviene de los glaciares y que, debido al cambio climático, más del 50% de la cobertura glaciar ya ha desaparecido en el país", señala el informe.
Por todo, ello la vulnerabilidad climática del Perú (principalmente la del agua) representa la más seria amenaza sobre los avances del desarrollo humano en el país. Lo que se ha ganado en los últimos años en reducir las desigualdades en capacidades básicas, puede perderse y agravar la situación de quienes aún no han mejorado en su condición de bajo desarrollo humano.
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