El cobre interviene en una variedad de funciones biológicas relacionadas con el mejoramiento de la salud de la piel, en especial su tonicidad, curación de heridas y protección contra los rayos ultravioletas (UV).
¿Sabías que el cobre es bueno para la piel, y que su presencia es necesaria?
El cobre interviene en una variedad de funciones biológicas relacionadas con el mejoramiento de la salud de la piel, en especial su tonicidad, curación de heridas y protección contra los rayos ultravioletas (UV).
El cobre forma parte del colágeno y de la elastina, dos proteínas responsables de la firmeza de la piel y reducción de arrugas. El cobre también estimula la producción de nuevo colágeno, necesario durante toda la vida, si deseamos mantener la salud de nuestra piel.
¿El cobre ayuda a curar heridas?
Las cremas y ungüentos que contienen cobre ayudan a sanar heridas, tratar lesiones dérmicas y ayudan a curar heridas abiertas, como las escaras y problemas a la piel producidos por diabetes.
Así también, el cobre es un elemento fundamental en la producción de melanina, que es el bloqueador interno del organismo. Sin embargo, aunque contemos con suficiente cobre y melanina, siempre será recomendable evitar la sobreexposición al sol y usar bloqueadores en crema o loción.
¿De dónde obtenemos el cobre que necesitamos para vivir?
Como saben nuestro organismo no es capaz de producir cobre, de modo tal que lo tenemos que obtener de lo que consumimos, es decir de los alimentos y el agua. El contenido de cobre de los alimentos varía según el tipo de alimento y procesamiento de éstos. Por ejemplo los cereales procesados tienen un menor contenido de cobre que los integrales.
Entre los alimentos ricos en cobre se encuentran: los mariscos, las vísceras, los huevos, algunas semillas (nueces, mani, almendras, girasol), legumbres (lentejas, garbanzos, soya), los champiñones, frutas secas, papas y el chocolate, ya que el cacao tiene un alto contenido de este mineral.
Las carnes de todo tipo (vacuno, cordero, cerdo, aves y peces) si bien tienen menos cobre que los anteriores, son una buena fuente de este metal. Por el contrario, las frutas, verduras y los productos lácteos son alimentos pobres en cobre.
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