En un recinto abarrotado de público, Iglesias ingresó al escenario con una media hora de retraso, una situación que a sus admiradores no les importó.
El cantante Julio Iglesias, uno de los diez mayores vendedores de discos en la historia de la música mundial, hizo suspirar en Chile a más diez mil fans que corearon y aplaudieron sus canciones en una otoñal y helada noche santiaguina.
En un recinto abarrotado de un público transversal, Iglesias ingresó al escenario con una media hora de retraso, una situación que a sus admiradores no les importó y que le perdonaron al escuchar al cantante.
El artista de 68 años, inició su presentación con un arreglo especial de la canción Nathalie, que incluso confundió a sus incondicionales fans, pues les costó identificar la letra debido al cambio de algunos de sus acordes en la melodía.
Cuando ya había logrado una empatía con sus seguidores, el cantante de habla hispana con más éxito comercial, saludó y comenzó a bromear con el público.
En alusión a su siguiente interpretación Iglesias dijo que si las mujeres bailaban esa noche, ya en sus casas, igual como la pareja que lo iba a hacer en el escenario "se quedaban embarazadas", causando la risa de miles de personas.
El cantante español siguió a continuación con una batería de famosas canciones como "Échame a mí la culpa", "Un canto a Galicia" que Iglesias se la escribió a su padre y "Me olvidé de vivir".
Posteriormente brindó el gran éxito de George Harrison, "My Sweet Lord", al que siguió un tema de su autoría "La carretera" para rematar con "Me siento de aquí".
"A este pueblo le debo mucho, gracias por quererme tanto, ya no sé si voy a volver a Chile" afirmó el cantante.
Iglesias, finalizó su gran actuación cantando en español "A mi manera". La gente le despidió de pie con un aplauso que se prolongó por varios minutos, que obligó al artista a regresar en dos oportunidades al escenario, aunque no volvió a cantar.
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