En el año 2010, Estudiantes quiso a Guizasola. Incluso, la 'Brujita' Verón lo llamó por teléfono, pero él, quien tiene a Reimond Manco de testigo, pensó que era una broma.
Año 2010. Abril, para ser exactos. Habían pasado ya dos meses desde el 5-1 de Estudiantes ante Juan Aurich. Pero Alejandro Sabella, más allá de la paliza al 'Ciclón', grabó un nombre en su mente: Roberto Guizasola. Algo vio. Algo le gustó. Empezó a seguir su campaña en lo que restó de la Copa Libertadores y en abril tomó la decisión: lo quería en su equipo.
"Estudiantes, a través de un emisario, que ofició de intermediario, concretó una averiguación sobre la actualidad del lateral de Juan Aurich, que tan buena impresión había dejado en el cuerpo técnico albirrojo”, comunicó la prensa argentina ya en mayo.
El peruano, ex Alianza Lima, Bolognesi de Tacna, Sport Áncash, y Cienciano del Cusco, tenía 27 años y aparecía en la lista de refuerzos que el entrenador quería de cara al Torneo Apertura. No quedó solo en interés. La dirigencia argentina contactó con la directiva chiclayana. Incluso, el mismísimo Juan Sebastián Verón llamó al jugador... y este le colgó.
"El día que me llama Juan Sebastián estaba con Reimond Manco, estábamos en su casa en Chiclayo. Me llama y me dice 'Disculpa, habla Juan Sebastián'. Yo le digo '¿Qué Juan Sebastián?' (Y me responde) 'Juan Sebastián Verón'. (Le digo) 'Ah, ¿si? Y yo soy Cafú'", contó Roberto Guizasola en una divertida entrevista a FCCxInstagram, de RPP.
Pero la 'Bruja', pese al intento fallido, no se rindió. El 'Profe' quería al lateral del Aurich, y el entonces jugador de Estudiantes, quien ya tenía planes de ser directivo, quiso hacer lo suyo. Así, movió sus contactos para, de inmediato, retomar la comunicación.
"Paolo (Guerrero) me llama y me dice 'Me ha llamado Juan Pablo Sorín. Deja de estar haciéndote el payaso y háblale bien (a Verón)'. Ya después me llamó y le pedí disculpas. Le dije 'perdóname, no me imaginé que un jugador de tu talla me iba a llamar'. Se mató de risa", agregó Roberto Guizasola.
Finalmente, el plan, pese a los intentos, no se llevó a cabo. La idea del club argentino era tenerlo a préstamo, y Juan Aurich, dueño del pase, quería venderlo para recuperar la inversión hecha un año atrás. La anécdota, sin embargo, quedó.
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