El entrenador espera que la Copa del Mundo sea la oportunidad para modificar la organización del fútbol peruano.
Roberto Mosquera, entrenador peruano, conversó este sábado con el programa A Todo Gol de RPP Noticias de diferentes temas que ocurrieron este 2017. Uno de ellos fue la clasificación de la Selección Peruana al Mundial de Rusia 2018 después de 36 años, del cual espera que sirva para mejorar la organización de fútbol peruano.
“Lo que hizo la selección cambió el rumbo del final del 2017, fue un giro violento y necesario porque el fútbol ha pasado a ser un vehículo cultural que nos permita ser felices. Había una frustración de 36 años que está justificada por el mal trabajo en menores, por nosotros los entrenadores que nunca nos juntamos para hablar de que podíamos hacer para mejorar esto, porque el torneo peruano no es el mejor del mundo, porque en menores no se trabajó con la conciencia de que iba a salir un Oblitas o un Uribe”, dijo Mosquera.
“Hemos dependido 36 años de la suerte, ahora la suerte nos ha dicho que vamos. Yo tengo un respeto total por el trabajo de Ricardo Gareca y los jugadores, pero la realidad es que en Copa Perú se compra y vende todo, en Segunda División hay actitudes que van en contra de la moral deportiva. Ha llegado el momento en que estamos en el mundial y que tenemos que ser al revés. Como todo esto no nos llevó al Mundial, que en el Mundial sirva para mejorar todo lo que no habíamos podido mejorar antes”, añadió.
Los cambios de Gareca
Ricardo Gareca implementó un régimen de concentraciones con los jugadores de la Selección para evitar las indisciplinas y lograr el pase a la Copa del Mundo. Mosquera opinó que ‘El Tigre’ siempre fue consecuente con sus actos al implementar un poder y autoridad en el cuadro nacional.
“Gareca es un gran tipo y excelente entrenador. Él implementó la autoridad moral, que está llena de valores y hecha de una coherencia elemental que significa ‘hacer lo que dices que va a hacer’. Siempre tuvo esa predica. Le hizo entender al jugador que iban a respetar sus derechos y viceversa. No fue permisivo, yo pienso que el día que llegó dijo “yo no me meto en la vida de los jugadores” y después constató que se tenía que meter. Comenzó a tomar medidas y todos nos dimos cuenta del cambio que llegó con resultados y reafirmó su labor como entrenador”, expresó.
