Por lo que se generó en ataque, por lo que nos llegaron, por la forma, por el rival; la Selección Peruana tuvo su actuación más floja en la era Gareca.
Si uno se fija estrictamente en los fríos números podría llegar a la conclusión sin mucho esfuerzo que la Selección Peruana – en el trámite- pasó por encima a El Salvador, situación que está alejada de la realidad.
Razones futbolísticas
A Perú le costó otra vez superar a un equipo que le cedió – completamente- la iniciativa y que defendió hasta con 10 futbolistas detrás de la línea de la pelota. Una postura que ya había adoptado Ecuador en Lima y que fuimos incapaces de doblegar.
La escasez de movilidad, profundidad y variantes ofensivas fue lo que predominó. Salvo los dos manos a mano iniciales de Yordy Reyna, al equipo le costó llegar con claridad al arco rival. No sólo se debe buscar tener la posesión, sino darle utilidad.
Paciencia ≠ Pasividad
La paciencia está asociada al criterio, al saber esperar el momento justo para acelerar o ponerle pausa al juego; la pasividad a la dejadez, al relajo, a la desidia. El juego tuvo más de lo segundo.
La declaración de Yordy Reyna al final del partido señalando que “Perú no jugó al 100% en el arranque”, confirman que la percepción de autosuficiencia de parte del colectivo no era errónea. Para solucionar el tema mental se urge reemplazar cuanto antes a Marcelo Márquez (ex psicólogo del equipo).
El golpe fue radical y duele más porque no es primera vez. Sin pasar del paraíso al infierno, se debe ser autocritico y recordar que caminar descalzos es incómodo. Qué sirva para aprender que Rusia ya pasó.