La carretera de 22 kilómetros une el distrito de Ancón con la provincia de Chancay. La densa neblina, la falta de barandillas metálicas y las 52 curvas continuas hacen de esta ruta difícil de recorrer.
La mañana de este martes, un bus de la empresa San Martín de Porres con más de 50 ocupantes se despistó y cayó a un abismo en el serpentín Pasamayo, a la altura del kilómetro 48 de la Panamericana Norte en la provincia de Huaral. El tramo del accidente, en la que circulan vehículos pesados, es tan peligrosa que los conductores que la transitan frecuentemente le apodaron ‘La Curva del Diablo’.
Con 22 kilómetros de tramo y 52 curvas sucesivas, el serpentín de Pasamayo une el distrito de Ancón con la provincia de Chancay. En la década de 1870 se habilitó la ruta, pero exclusivamente para tren. En la década de 1940, se convirtió en vía para´carros y camiones. Desde ese entonces, los accidentes han sido innumerables, pero el Ministerio de Transportes y Comunicaciones no maneja estadísticas exactas sobre el número de accidentes.
También conocida como Carretera Nacional 001B, el serpentín Pasamayo recorre un precipicio que en algunos tramos alcanza los 100 metros de altura y acaba en el mar. Entre los meses de abril y diciembre, la neblina se hace más espesa y la pista suele estar resbaladiza. Además, hay tramos que no cuenta con barandillas metálicas protectoras, como en el lugar donde ocurrió el accidente.
En paralelo al serpentín, casi 300 metros más arriba, se encuentra la Ruta Nacional PE-1 conocido como Variante Pasamayo, exclusiva para vehículos livianos. Esta vía también tiene problemas, debido a que permanentemente es invadida por la arena que arrastra el viento. Por eso, en ambas rutas, hay carteles que indican que la velocidad máxima son 60 kilómetros por hora. Luego de Pasamayo, continúa el tramo hasta Pativilca (Barranca), que se encuentra en buen estado y recorre un territorio llano y sin precipicios.
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