La espina bífida es la segunda causa de discapacidad física en la infancia después de la parálisis cerebral. Para prevenirla, se recomienda a la mujer tomar ácido fólico antes y durante el embarazo.
El ácido fólico es una vitamina esencial, indispensable para prevenir los defectos del tubo neural, del cual se origina el sistema nervioso.
Una anomalía en la formación del tubo neural, la cual ocurre en los primeros 25 días de embarazo, como que no se cerrase por completo, puede producir defectos en el cerebro y en la médula espinal.
La dosis de ácido fólico recomendada es de 0,4 mg/día durante los tres meses anteriores y posteriores al embarazo, dosis que debe multiplicarse por diez si ya ha habido antecedentes.
Al producirse la malformación en las primeras semanas de embarazo, es conveniente que el organismo cuente con las reservas de ácido fólico necesarias para evitar anomalías, ya que el tubo neural se forma antes de que muchas mujeres se enteren que están embarazadas.
La espina bífida es una anomalía que se produce durante el primer mes de gestación porque uno o varios arcos vertebrales posteriores no han fusionado quedando la médula espinal sin protección ósea.
Suele ir acompañada de hidrocefalia y afecta especialmente a nivel neurológico, provocando la pérdida de fuerza y de sensibilidad en los miembros inferiores, así como alteraciones en el control de esfínteres. Su causa principal es la deficiencia de ácido fólico, aunque en un cinco por ciento de los casos, la causa es desconocida.
El ácido fólico no sólo es imprescindible para evitar defectos del tubo neural como la espina bífida y la anencefalia, también previene el labio leporino y se ha demostrado que es eficaz para prevenir retrasos en el lenguaje del bebé.
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