De la edificación, solo quedan los muros exteriores. Por dentro, todo es un terreno baldío.
A 20 años de la operación Chavín de Huántar, la residencia del embajador del Japón luce en total estado de abandono, convertida en un terreno baldío. De la edificación, solo quedan los muros exteriores, ya que la mansión fue derribada en octubre de 1997.
RPP Noticias visitó la residencia -ubicada entre las calles Tomás Alva Edison y Barcelona, en San Isidro- que en diciembre de 1996 fue tomada por 14 miembros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), que tomaron como rehenes a 72 personas, comprobando cómo ha cambiado la zona en las últimas dos décadas.
El terreno está rodeado por los muros originales, que evidencian el paso de los años, con puertas enmohecidas y fierros oxidados. No obstante, el estado de la mansión contrasta con la actualidad del vecindario: nuevas construcciones y proyectos le dan una vista distinta.
Así lo recuerdan. Muchos vecinos que fueron testigos de la toma de rehenes y de la posterior operación de rescate aún viven en la zona. Uno de ellos es don Luis Seminario, quien en diálogo con RPP Noticias recordó el “impresionante” despliegue policial y militar en los alrededores de la residencia.
“Creo que había entre 200 y 300 miembros de las Fuerzas Armadas o policiales, que tenían todo el control de esta zona”, contó, tras explicar que todos los vecinos tuvieron que sacar un salvoconducto para poder salir y entrar de sus casas. “Mucho control había. Tres cuadras de perímetro a la redonda estaban cerradas”.
Cabe mencionar que hace algunos años se propuso convertir el terreno donde estaba la residencia en una plaza conmemorativa, en el marco de la promoción de los valores de la paz. Sin embargo, esto solo quedó en propuesta.
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