Estas observaciones permiten empezar a ver cómo se construyeron las primeras galaxias y cómo despejaron la niebla cósmica en la época de reionización.
Un equipo de astrónomos ha logrado observar por primera vez cómo se forman las galaxias en el universo temprano gracias al telescopio ALMA del Observatorio Europeo Austral (ESO), situado en Chile.
Según informó este miércoles el ESO en un comunicado, se ha utilizado ALMA para detectar las nubes de gas con formación estelar más distantes encontradas hasta ahora en galaxias normales del universo temprano.
Estas observaciones permiten empezar a ver cómo se construyeron las primeras galaxias y cómo despejaron la niebla cósmica en la época de reionización.
"Se trata de la detección más distante hecha hasta ahora de este tipo de emisión de una galaxia 'normal', vista menos de mil millones de años después del Big Bang", subraya Andrea Ferrara, coautor del artículo científico que recoge este nuevo descubrimiento.
"Por primera vez estamos viendo galaxias tempranas, no sólo como pequeñas manchas, ¡sino como objetos con estructura interna!", destaca.
Cuando las primeras galaxias empezaron a formarse unos cuantos cientos de años después del Big Bang, explica el ESO, el universo estaba poblado por una niebla de gas de hidrógeno.
A medida que empezaron a aparecer y a aumentar las fuentes brillantes -tanto estrellas como cuásares alimentados por enormes agujeros negros- éstas despejaron la niebla e hicieron el universo transparente a la luz ultravioleta, lo que los astrónomos llaman la época de reionización.
Hasta esta nueva observación con el telescopio ALMA poco se sabía sobre esas primeras galaxias, que sólo se habían visto como manchas muy tenues.
El equipo de astrónomos liderado por Roberto Maiolino, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), se concentró en buscar galaxias poco llamativas y poco comunes, las que reonizaron el universo y llegaron a convertirse en la mayoría de las galaxias que se ven actualmente.
El telescopio consiguió captar una señal tenue, pero clara, de carbono que brillaba intensamente de una de las galaxias, llamada BDF2399.
El resplandor no provenía del centro de la galaxia, sino más bien de uno de sus lados, lo que puede deberse, según los astrónomos, a que las nubes centrales están siendo perturbadas por el entorno hostil creado por las estrellas recién formadas, tanto por su intensa radiación como por los efectos de explosiones de supernova.
Combinando las nuevas observaciones de ALMA con simulaciones por ordenador, explica el ESO, ha sido posible comprender en detalle los procesos clave que tienen lugar dentro de las primeras galaxias.
BDF2399, según los astrónomos, puede ser un ejemplo típico de las galaxias responsables de la reionización.
"Este tipo de observaciones nos permitirán aclarar muchos de los controvertidas problemas que tenemos con la formación de las primeras estrellas y galaxias en el universo", afirma Ferrara.
El trabajo de investigación ha sido recogido en un artículo científico publicado este miércoles en la revista "Monthly Notices of the Royal Astronomical Society".
EFE
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