Después de que una juez federal admitiera algunos de sus apartados más polémicos, la ley antiimigrante de Alabama se convierte en la más dura de todo los Estados Unidos.
Según la ley antiinmigrante de Alabama, constituye un delito salir a la calle sin un documento de identificación. Está permitido que los agentes de policía puedan detener a cualquier persona de la cual sospechen que es indocumentada y comprobar su situación migratoria; muy similar a la ley SB 1070 de Arizona que causó tanto rechazo por su caracter racista.
Los empleadores tienen prohibido contratar servicios de indocumentados, bajo la amenaza de ser multados; así mismo, desde el pasado jueves, las escuelas públicas están obligadas a comprobar el permiso de residencia de los estudiantes y de sus padres, algo que no había sucedido anteriormente con los menores de edad.
Desde la semana pasada el ausentismo de estudiantes hispanos de las escuelas de Alabama, es alarmante. El The New York Times estima que aproximadamente 1.988 menores hispanos se ausentaron de los colegios públicos, equivalente a un 5% de la poblacón escolar hispana.
Separación familiar
“Nuestra preocupación es que miles de niños que nacieron en este país y que son ciudadanos estadounidenses ahora temen ir a la escuela porque tienen familiares sin documentación. Nuestro error al negar la educación a niños que ahora tienen miedo de ir al colegio es una pérdida para todos”, afirma Linda Tilly, directora de la organización VOICES, en defensa de los derechos de los menores en Alabama.
El Departamento de Justicia, apeló de inmediato la decisión de la juez federal Blackburn, que da luz verde a los apartados más duros de la ley antiinmigratoria. Días antes, el presidente Obama, en una entrevista en la Casa Blanca, retransmitida en inglés y doblada al español, reiteró que se debe aplicar una reforma migratoria a nivel nacional.
Pero el bloqueo legislativo impuesto por los republicanos en el Congreso, ha impedido hacer efectiva la reforma.
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