La mayoría de los pobladores de Chincha perdieron sus casas en los 210 segundos que duró el terremoto y, desde entonces, intentan reconstruir sus vidas y viviendas como pueden.
Entre precarias casas y una admirable esperanza, Chincha, una de las provincias más afectadas por el terremoto que hace dos años asoló la costa central de Perú, renace gracias a las organizaciones no gubernamentales frente al escaso apoyo del Estado peruano.
Tal es la lentitud y escasez de la ayuda enviada por el Gobierno a esta zona que la mayoría de los damnificados siguen sin una casa digna ni servicios básicos, como agua o luz, al cumplirse la segunda conmemoración del sismo de 7,9 grados Richter, que dejó casi 600 fallecidos el 15 de agosto de 2007.
La mayoría de los pobladores de Chincha, a 300 kilómetros al sur de Lima, perdieron sus casas en los 210 segundos que duró el terremoto y, desde entonces, intentan reconstruir sus vidas y viviendas como pueden, aunque sea con plásticos y esteras, y, en el mejor de los casos, con la ayuda internacional.
De hecho, un paseo por Chincha consiste en recorrer una sucesión de chabolas hechas con madera, plásticos y esteras, carpas de lona y pequeñas casas de adobe o ladrillo que se levantan entre el polvo y algunos escombros que aún permanecen en las calles, como si no hubiese pasado el tiempo, esperando a que alguien los recoja.
Algunas viviendas deshabitadas, que no se desplomaron totalmente con el terremoto, aún permanecen con sus pilares, paredes y suelos torcidos y rajados, como testigos de los destructivos efectos del terremoto que dejó a 75.000 familias sin hogar. Terremoto en el Sur
Asimismo, las iglesias siguen derrumbadas, con sus campanarios y paredes fragmentadas, mientras los cascotes de las columnas y las esculturas de santos y vírgenes yacen en lo que era el suelo de los templos.
Según uno de los miembros de la ONG italiana Asociación Solidaridad Países Emergentes (ASPEm), Ricardo Fernández, quien ayuda a los damnificados de Chincha desde 2007, el problema es que "el Estado peruano reduce su ayuda a los núcleos urbanos y olvida a las zonas rurales donde aún hay situaciones de emergencia".
En su opinión, "después de dos años no basta con que el Gobierno anuncie la construcción de más viviendas" para los damnificados, ya que aún existen urgencias como la regulación de los títulos de propiedad de los terrenos, sin los cuales sus dueños no pueden acceder a ningún tipo de beneficio estatal.
El barrio de Alto Larán (Chincha) es uno de los muchos centros poblados que no ha recibido la más mínima ayuda y donde el 90 por ciento de los residentes no cuenta con títulos de propiedad, motivo por el cual no pueden acceder a ninguna ayuda del Gobierno, según explicó su alcalde, Alberto Magallanes.
"Más de 1.900 familias de Alto Larán no cuentan con título de propiedad y, por ello, aún viven en carpas y esteras", lamentó Magallanes.
El alcalde de Tambo de Mora, Domingo Vicente Farfán, otro de los barrios de Chincha más afectados por el terremoto, resaltó la "agilidad de los cooperantes que han actuado en la zona, frente a la lentitud del Estado", puesto que desde la catástrofe sólo han recibido 200.000 soles (68.0272 dólares) del Gobierno central.
Así lo corrobora Yésica Llanos, una de las madres de Tambo de Mora, quien, tras perder su casa por el sismo, recibió una de las 112 viviendas que ASPEm ha entregado a los pobladores de la zona.
"Estoy muy agradecida a los países extranjeros porque gracias a ellos contamos, aunque sea, con un techito y unos baños públicos, ya que nuestro Gobierno no nos ha ayudado como las ONGs", remarcó Llanos.
Ante esta situación de espera e impotencia, y con motivo del segundo aniversario del terremoto, los damnificados de las regiones de Chincha, Pisco e Ica, realizarán hoy una vigilia por los fallecidos, así como una serie de manifestaciones para exigir al Gobierno un avance en la reconstrucción.EFE
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