Tras un 2009 plagado de reconocimientos por su interpretación en "A Single Man", el actor británico está de nuevo entre los favoritos para la temporada de premios.
Colin Firth vuelve a dar una lección interpretativa en "The King"s Speech", la cinta que narra la peculiar relación entre el rey Jorge VI y el logopeda que le ayudó a superar su tartamudez para convertirse en el líder que el Reino Unido necesitaba en la antesala de la II Guerra Mundial.
Tras un 2009 plagado de reconocimientos por su interpretación de un profesor homosexual en duelo por la muerte de su pareja en "A Single Man", el actor británico está de nuevo entre los favoritos para la temporada de premios que está a punto de comenzar, y en la que de momento figura como candidato al Globo de Oro.
"Es emocionante que la gente piense que podría ganar un Óscar por este papel", confesó Firth en una entrevista concedida a EFE, en la que sin embargo matizó que la carrera hacia la dorada estatuilla "es todavía muy larga".
Jorge V, rey del extenso Imperio Británico, encarga a su segundo hijo, Bertie, encarnado por Firth, el discurso de clausura de la Exposición del Imperio de 1925, una aparición pública llena de dramatismo, marcada por la incapacidad del joven para hablar sin tartamudear.
El aristócrata, que en aquel momento tenía casi 30 años y estaba ya casado, es incapaz de articular palabra ante el atento público que abarrotaba el estadio de Wembley y los millones de personas que seguían la retransmisión del evento a través de la BBC.
Dos minutos de angustioso silencio debido al bloqueo del heredero al trono son el punto de partida de una película que consigue añadir notas de humor a la sobrecogedora situación de un hombre llamado a ser rey que se siente incapaz de hablar a su propio pueblo.
Para hacer creíble su interpretación, Firth logró salvar la ausencia de parecido físico con el personaje empapándose de él, visionando grabaciones con apariciones del hombre que en 1936 se convirtió en Jorge VI, leyendo documentos históricos y trabajando con un logopeda.
"No buscaba imitarle, sino acercarme a él comprendiendo lo que le pasaba, cómo se sentía. Me di cuenta de que para superar su tartamudez hablaba haciendo pausas. Cuando hablaba en público, su mirada se volvía débil y confundía letras... él sufría, no tenía la capacidad de oratoria que sí tenían otros hombres de la época como Mussolini o Hitler, por hablar sólo de sus adversarios", explicó el actor.
Firth, a quien no le gustaría ser rey porque "todo el mundo trata a los monarcas con nerviosismo y de forma servicial, y eso no es grato para nadie", consigue hacer de carne y hueso a un personaje que se mueve entre la humillación pública debido a su tartamudez y la necesidad de tragarse el orgullo inherente a su condición de heredero al trono para recibir ayuda de cualquier tipo.
Tras el episodio de Wembley, Bertie recurre al logopeda australiano Lionel Logue, interpretado por un atinado Geoffrey Rush que disfrutó metiéndose en la piel de este especialista aficionado al teatro.
"Me encantaba la idea de interpretar a un actor aficionado apasionado del lenguaje", declaró a EFE Rush quien, en un principio, se enfrentó a la idea de crear su personaje de la nada.
Aunque de radical importancia para devolver a Jorge VI la confianza, tan necesaria para guiar al pueblo británico en uno de los momentos más difíciles de su historia, la II Guerra Mundial, la figura de Logue ha sido poco tratada en los libros de historia.
"Localizamos al nieto de Logue en Londres y éste nos hizo llegar material muy conmovedor como cartas de agradecimiento de los pacientes a los que trató y una serie de diarios en los que se describían los peculiares encuentros entre Bertie y su terapeuta, cargados de sentido del humor e ingenio, no solo de angustia y dolor", relató Rush.
Era Eduardo VIII, no Bertie, el primogénito y sucesor de Jorge V; sin embargo, un giro del destino -el matrimonio entre Eduardo y la estadounidense dos veces divorciada Wallis Simpson- llevó al hermano menor al trono, un camino que Logue allanó con una peculiar terapia para tratar su tartamudez.
El director de la cinta, Tom Hooper, que participó junto a los actores en la preparación de sus interpretaciones, reconoce que tanto Rush como Firth "consiguieron algo muy difícil: crear personajes tan complejos como la gente real".
Helena Bonham Carter como la esposa de Bertie, la futura reina madre, completa el elenco de protagonistas de una cinta que está llamada a ser uno de los grandes referentes del cine británico, por su retrato de una época clave en la historia del Reino Unido y la visión de una institución en ocasiones tan opaca como la monarquía.
EFE
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