La basílica donde se sitúa el lugar de la muerte de Jesús podría cerrar por un impasse entre el Patriarcado Greco-Ortodoxo y la compañía israelí de agua sobre una escalofriante factura.
El Santo Sepulcro, la basílica de Jerusalén donde se sitúa el lugar de la muerte de Jesús, podría cerrar en los próximos días por un conflicto entre el Patriarcado Greco-Ortodoxo y la compañía israelí de agua sobre una escalofriante factura acumulada durante años, informó hoy el diario Maariv.
Se trata de una medida de presión del patriarca greco-ortodoxo de Jerusalén, Teofilos III, después de que la empresa de agua, Haguijón, paralizase la cuenta bancaria del Patriarcado para forzar el abono de la factura, por valor de 3,4 millones de dólares (2,6 millones de euros) más intereses.
El Santo Sepulcro, edificado en el siglo IV después de que Helena, madre del emperador Constantino el Grande, lo identificara como el lugar de la crucifixión y resurrección de Jesucristo, nunca ha llegado a pagar por el agua a las distintas autoridades que han estado desde entonces a cargo de la ciudad.
Desde 1969, dos años después de ocupar la parte oriental palestina de Jerusalén, donde se encuentra el Santo Sepulcro, las autoridades israelíes trataron de cambiar esta exención, pero todo acabó en un acuerdo tácito para no forzar el abono.
En 2004, la empresa Haguijón pasó una millonaria cuenta al Patriarcado, que éste interpretó como un error y de la que no volvió a tener noticias.
Pero, hace diez días, la compañía logró la congelación de la cuenta bancaria del Patriarcado, que interpreta la decisión como una "declaración de guerra".
Todas las domiciliaciones bancarias, como la cuenta de teléfono, electricidad o la autopista de peaje, empezaron a aparecer como impagadas con la misma cuenta de la que también cobran los monjes y otros trabajadores.
En el Patriarcado aseguran que Haguijón les prometió que no tomaría acciones unilaterales para tratar de resolver el contencioso. "No podemos pagar ni el papel higiénico. Nada", señala al rotativo uno de sus responsables.
En la empresa de agua insisten en que se han cansado de esperar eternamente: "Nos hemos comportado con ellos con sensibilidad, pero no podemos hacer excepciones y eso tienen que entenderlo. El Estado de Israel tiene derecho a cambiar las leyes", señalaron al "Maariv" fuentes de la empresa.
EFE
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