Así lo consideró un profesor de la universidad de Cambridge, Peter Wadhams, uno de los mayores expertos mundiales en el tema.
El hielo del Ártico puede desaparecer por completo en verano en el 2015 o en el 2016, de acuerdo con el profesor de la Universidad de Cambridge Peter Wadhams, uno de los mayores expertos mundiales en la evolución de las capas polares.
Wadhams ha dirigido un mensaje urgente al diario "The Guardian" en el que advierte de la inminencia de un "desastre global" por la desaparición del hielo en las latitudes nórdicas y critica la falta de acción de los Gobiernos ante las señales cada vez más visibles del cambio climático.
"No podemos aplazar la acción ante el cambio climático unas décadas", advierte el científico de Cambridge.
"Debemos actuar urgentemente no sólo para disminuir las emisiones de CO2, sino para estudiar otras formas de ralentizar el calentamiento global, como algunas de las soluciones de geoingeniería que ya se han propuesto".
Wadhams ha pasado varios años estudiando el grosor de las capa de hielo del Artico a partir de los datos enviados periódicamente por submarinos. Ya en el 2007 predijo el inminente resquebrajamiento de la capa de hielo y la aceleración en la reducción de la superficie ocupada por el hielo, que pasó de un mínismo de 4,1 millones de kilómetros cuadrados ese año a 3,5 millones este año.
"Llevo muchos años prediciendo el colapso", advierte Wadhams en "The Guardian". "La causa principal es simplemente el calentamiento global: con temperaturas más elevadas se forma menos hielo durante el invierno y se derrite más rápidamente en verano".
"Al principio, esta tendencia pasó inadvertida y llegamos a creer que habría hielo en invierno durante otros 50 años", asegura el científico, que arremete incluso contra las más recientes proyecciones de hielo hasta el 2030.
"En los veranos del 2015 o del 2016 el Artico se puede quedar sin hielo: el colapso final hacia está sucediendo y probablemente se completará en esas fechas".
"La desaparición del hielo tendrá un lado positivo, como la mayor facilidad para el transporte y acceso a las reservas de petróleo y gas", concluye Wadhams. "Pero las implicaciones serán terribles, pues contribuirá al calentamiento del agua y a la aceleración del cambio climático, con el derretimiento del permafrost (el subsuelo helado) y la liberación de grandes cantidades de metano".
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