"si las abejas desaparecieran del planeta, el hombre las seguiría cuatro años después"Â frase atribuida a Albert Einstein manifiesta la importancia de este insecto en el equilibrio ambiental.
En De la Noche a la Mañana, solemos tocar temas que no suelen ser muy conocidos pero que tiene una importancia que muchas veces no es comprendida, este es uno de estos casos. La desaparición de las abejas ha llamado la atención de miembros del parlamento Europeo y de los Estados Unidos, llegando a FAO, declarando de necesidad vital el descubrir el misterioso comportamiento de estos animales tan necesarios para el medio ambiente del planeta.
En una conversación con Andrés Llacsacondor, empresario apicultor y experto estudioso de este tema, nos contaba que la alarma surgió en el estado de Florida, Estados Unidos a finales del 2006 con la desaparición de casi el 25% de los enjambres de todo el país, fenómeno conocido como el “Colapso de las Colonias”. No se puedo encontrar rastro alguno de los enjambres y eso elevo lo elevo al rango de misterio.
Otros países quisieron adelantarse al problema pero luego de una evaluación se dieron con la sorpresa que a ellos también les había disminuido la cantidad de abejas en los colmenas, países como Alemania, España, Inglaterra y otros países contemplaron alarmados el descenso inexplicable.
El periodista Paúl Ames, de Associated Press, hace casi dos décadas (1994) luego de hacer una investigación sintetizaría cual es el papel que las abejas desempeñan a nivel planetario en el frágil equilibrio medioambiental, un equilibrio actualmente en jaque a consecuencia de las desconcertantes desapariciones masivas que este insecto está sufriendo alrededor el mundo.
Al parecer, Ames había reproducido la frase: “si las abejas desaparecieran del planeta, el hombre las seguiría cuatro años después”… de un panfleto reivindicativo elaborado por apicultores franceses durante unas protestas, pero con el tiempo la evolución (cine e Internet) se la han adjudicado nada menos que a Albert Einstein, posiblemente para reforzar su credibilidad.
La verdad es que poco importa si pronunció el genial físico alemán dicha aseveración, ya que el tiempo ha demostrado que podría ser cierta. Científicos y apicultores de todo el mundo contemplan desconcertados cómo millones de abejas desparecen sin dejar rastro por todo el planeta, sin saber cómo y por qué se produce el fenómeno, intuyendo que sus consecuencias podrían tener un alcance catastrófico global.
Cuanto daríamos por regresar a aquellos tiempos en los cuales podíamos mirar con calma a Maia volando de flor en flor al lado de Willy su compañero de aventuras con una sonrisa en los labios. Hoy día seria irónico pensar que este mundo podría llegar a su fin a causa de la ausencia de un insecto tan pequeño como la trabajadora “abeja “.
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