En su último filme interpreta a una mujer que nunca conoció a sus padres y se hace pasar por hombre -camarero en un hotel- para sobrevivir en el Dublín de la era victoriana.
La actriz estadounidense Glenn Close presentó hoy en San Sebastián "Albert Nobbs", de Rodrigo García, en la que su trabajo se eleva por encima de la película y la podría encaminar de nuevo a las nominaciones de los Óscar, un premio del que prefiere no hablar porque es "muy fatalista".
"No creo que vaya a ocurrir algo hasta que realmente ocurre", aseguraba hoy Close tras la proyección del filme en el Festival de San Sebastián, programado en la Sección Oficial fuera de concurso.
Una espléndida Close comparecía ante la prensa minutos después del pase de "Albert Nobbs" para hablar de este filme, en el que interpreta a una mujer que nunca conoció a sus padres y que se hace pasar por hombre -camarero en un hotel- como forma de sobrevivir en el Dublín de la era victoriana.
Este filme, en cuyo guión y producción también ha participado, la llevó a encarnar de nuevo un papel que representó por última vez en 1982 en los teatros neoyorquinos del "off Broadway".
Pero tuvo que "volver a crear" su personaje, "rellenar" un rol que sobre las tablas era "mucho más austero y minimalista". La actriz ha dado ahora a ese pequeño hombre, que se ha ganado el respeto de todos, la rigidez de las formas y la escasez de gestos de quien guarda su mundo tras un corsé mental que protege su verdadera condición.
Close advirtió de que, sin embargo, el género en esta cinta es "irrelevante", porque "lo más importante es la conexión entre los seres humanos".
Pero el género sí sigue importando en Hollywood, donde es "algo más fácil" para los hombres. "No creo que eso haya cambiado mucho", dijo la protagonista de "Las amistades peligrosas", que por otra parte nunca se ha sentido "especialmente censurada" por ser mujer.
"No sé qué papeles no he conseguido, aunque nunca he vivido en Hollywood, siempre he estado en la costa Este. He elegido estar fuera de ese mundo y siento que me han apoyado mucho", afirmó.
Para Close, este Albert Nobbs de gesto adusto, una buena persona paralizada por su secreto, no se encuentra en las antípodas de la Isabelle de Merteuil de "Las amistades peligrosas" o la Alex Forrest de "Atracción fatal", a las que no considera mujeres "malvadas".
"La única villana que he interpretado ha sido Cruella de Vil", aseguraba la actriz, que atendió una petición de un periodista y cantó algunas notas de su papel de Norman Desmond de "Sunset Boulevard", con el triunfó en Broadway.
Rodrigo García, que acompañó a la actriz en el tramo final de la rueda de prensa, explicó que le gusta contar historias que le fascinan y con las que busca "conectar emocionalmente con el espectador".
Es la tercera vez que el hijo de Gabriel García Márquez trabaja con Glenn Close y habló de ella como de una persona colaboradora en la que ha confiado hasta el punto de aceptar algo que no es habitual en él, que interviniera en el guión.
Admitió también su admiración por el mundo femenino, pero aseguró que cuando alguien le elogia por su conocimiento de la mujer su esposa ríe.
"La imaginación para mí es algo exótico. Para mí el cerebro de la mujer es admirable y el ejercicio de imaginar al otro y conectar con él es un viaje maravilloso", destacó.
García cerró hace dos años la Sección Oficial del certamen donostiarra con "Madres e hijas", también fuera de concurso, lo que "siempre es más relajado" que competir. "Aunque siempre eres juzgado, de una manera u otra", añadió.
Glenn Close volverá a ser la estrella esta noche, cuando recoja el Premio Donostia del Festival, un reconocimiento que la ha conmovido "increíblemente".
"Recibir un premio por algo que es tan frágil como la vida de un actor es increíble. Me hace mucho más humilde y lo agradezco mucho", subrayó.
EFE
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