El cineasta iraní afirmó haber sido objeto de malos tratos pero expresó su deseo de "vivir y trabajar en Irán".
El cineasta iraní Jafar Panahi, condenado en su país a seis años de cárcel, consideró durante el proceso contra él que era "un juicio contra el cine comprometido", según su alegato publicado hoy por el vespertino francés "Le Monde".
"Juzgarme es juzgar al conjunto del cine comprometido, social y humanitario iraní; el cine que tiene la intención de situarse por encima del bien y del mal, el cine que no juzga y que no se pone al servicio del poder y del dinero, sino que hace lo posible para dar una imagen realista de la sociedad", aseguró el director.
Panahi afirmó haber sido objeto de malos tratos pero expresó su deseo de "vivir y trabajar en Irán".
"El espacio consagrado a mis premios internacionales en el museo del cine de Teherán es más grande que la superficie de mi celda penitenciaria", relató con ironía Panahi, condenado por "propaganda contra el régimen".
Además de ser encarcelado, la sentencia le impide hacer cine, escribir guiones o viajar el extranjero en los próximos 20 años.
Panahi aseguró que le juzgaban por "su forma de ver las cosas" y consideró que "hacer que los artistas sean improductivos es sinónimo de destrucción de todas las formas de pensamiento y de creatividad" y supone lanzar el mensaje de que "quien no piense como yo se arrepentirá".
El cineasta rechazó los cargos que le imputaban y consideró que no puede ser juzgado por una película que, en el momento de su arresto apenas se había rodado menos de un tercio.
"Me acusan de querer promover el espíritu de revuelta. Pero a lo largo de toda mi carrera de cineasta he querido siempre ser un cineasta social y no político", afirmó Panahi, quien dijo no ser "un cineasta para juzgar, si no para mostrar".
El director aseguró haber sido objeto de censura pero "es una primicia que se condene y encarcele a un cineasta para impedirle hacer su película" y que se "arrase su casa y se amenace a su familia durante su "estancia" en prisión".
Panahi aseguró que sus películas son "la prueba irrefutable" de su "respeto por los derechos de los demás, de la diferencia, del respeto muto y de la tolerancia".
"Nuestro país es vulnerable y solamente la instauración del estado de derecho para todos, sin ninguna consideración étnica, religiosa o política puede preservarnos del peligro real de un futuro cercano caótico y fatal", aseguró el director, que consideró que "la tolerancia es la única solución realista y honorable a ese peligro inminente".
EFE
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