Empresa que fundó George Eastman en 1881 acaba de anunciar que dejará de fabricar cámaras digitales, dentro de la reestructuración a la que ingresó en enero pasado.
Kodak comunicó que dejará de fabricar sus cámaras digitales para centrarse únicamente en el negocio de la impresión fotográfica. Con esta decisión espera ahorrar unos US$ 100 millones anuales, aunque prevé pérdidas por US$ 30 millones.
El anuncio forma parte del proceso de reestructuración al que ingresó la compañía cuando el pasado 19 de enero se declaró en suspensión de pagos por una deuda que asciende a los US$ 6.800 millones. Sus activos solo llegan a US$ 5.100 millones.
Más allá de tratarse de un grupo privado y de afectar principalmente a sus empleados –no revelan aún a cuántos despedirá-, la caída de Kodak representa para los más analistas más fatalistas el fin del llamado sueño americano por tratarse de una industria que por décadas comandó un negocio rentable.
La empresa que por 130 años se dedicó a la industria de la fotografía perdió US$ 647 millones en los primeros nueve meses de 2011, siete veces más que en el período de 2010, y fue expulsada de la bolsa de Nueva York tras un siglo cotizando.
Todos estos datos no hacen sino graficar la catastrófica situación de la firma fundada por George Eastman con la idea de hacer que la fotografía fuera “tan conveniente como un lápiz”, pero tiene una explicación muy sencilla para algunos comentaristas: Kodak se rehusó a abandonar la película fotográfica, pese a que, incluso, creó la primera cámara digital en 1975.
Es más, los altos ejecutivos de Kodak en 1979 accedieron a un categórico estudio que aseguraba que la tecnología digital desplazaría a la película para 2010, de acuerdo a un informe de The Economist.
Entonces, ¿por qué continuaron explotando la misma rama y no buscaron la novedad? Según Larry Keeley de Monitor Group en su momento el campo de la fotografía digital no crecía como esperaba Kodak, pero aún así afectaba sus ingresos por rollos fotográficos y cinematográficos. En esas condiciones, una incursión drástica en la era digital no compensaría a la empresa sus pérdidas por las películas y por eso no arriesgaron. Al largo plazo cedieron el paso a las firmas asiáticas.
Por lo pronto, Kodak se quedará en el negocio de la impresión de fotografía en Internet y establecimientos comerciales, así también en la fabricación de impresoras de inyección de tinta, donde espera hallar nuevas oportunidades.
Comparte esta noticia