En Alemania, Christian Buschmann juntó varias lengüetas de tubo y creó este nuevo instrumento que lo patentó al año siguiente cuando tenía 16 años. Era el año 1820.
La armónica, o como se le conoce en muchas partes del Perú como rondín, nació en los albores de la edad primitiva en Europa.
Hoy, este instrumento se ha impregnado tanto en la cultura de varios países del mundo, que en los Estados Unidos es pieza fundamental del ritmo negro del blues, donde su sonido particular es parte importante de la acústica de este ritmo negro.
En el Perú muchos conjuntos folklóricos lo han introducido en sus canciones tanto que expresa el sentimiento propio del huayno y el lamento serrano.
No se sabe exactamente cómo nació, lo más certero sobre su origen es que fue el alemán Christian Buschmann quien dio forma a este instrumento conocido también como el “órgano de boca”.
Los Buschmann eran famosos fabricantes, reparadores y afinadores de instrumentos; y Christian se ganaba un dinero extra afinando órganos con lengüetas de tubo.
Fue en 1820, que juntó varias de esas lengüetas y creó un nuevo instrumento que lo patentó al año siguiente cuando tenía 16 años.
Con los años, hubo otros fabricantes que mejoraron su diseño y sonido. Un tal Richter la rediseñó hasta hacerla sonar como las teclas blancas de un piano.
A mitad del siglo diecinueve, el relojero Matthias Hohner le introdujo técnicas de producción masiva y la popularizó entre todos los estratos sociales europeos y estadounidenses.
En los años siguientes la llamaron el "instrumento del pueblo", sonando desde los campos de algodón del Sur de EE UU hasta las lejanas selvas de Vietnam.
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